El Mondongo, en alerta: otro robo agrava el clima de preocupación

En una vivienda de 64 entre 117 y 118, delincuentes forzaron una reja y saquearon habitaciones completas. Se llevaron joyas de oro, ropa, tecnología y dinero. Los vecinos hablan de una “zona vulnerable”

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El Mondongo vuelve a quedar bajo tensión. Otro golpe delictivo, cometido en las últimas horas, expuso una vez más la vulnerabilidad del histórico barrio, donde los vecinos ya no ocultan su preocupación por los hechos que se repiten con alarmante frecuencia. Esta vez, el blanco fue la vivienda de un profesional de la salud que, tras regresar de un viaje familiar, se encontró con su casa completamente revuelta y con un importante botín que los ladrones lograron llevarse sin ser vistos.

El episodio ocurrió en una propiedad ubicada en 64 entre 117 y 118, donde el dueño había salido rumbo a una escapada junto a su familia por el fin de semana largo. La casa quedó cerrada y sin moradores, como era habitual cuando se ausentaban. Pero al regresar, lo primero que llamó la atención fueron las luces encendidas. Él recordaba perfectamente que las había dejado apagadas.

Al ingresar, la escena fue el anticipo de lo peor: ropa esparcida por el piso, cajones arrancados, pertenencias tiradas en cada ambiente y una sensación inmediata de violación de la intimidad. Los ladrones habían forzado una reja que da a la cocina y se conectaba con el patio trasero. Desde allí, según el análisis posterior, intentaron abrir también el portón del frente, aunque no lograron dañarlo lo suficiente como para usarlo como vía de escape.

En el interior, el desorden reveló la sistematicidad del saqueo. Los delincuentes se tomaron tiempo: revisaron habitación por habitación y fueron seleccionando lo de mayor valor. Se llevaron prendas de vestir nuevas, entre ellas camisetas de diversos clubes -particularmente de Estudiantes-, perfumes importados cerrados, y una gran cantidad de joyas: una alianza grabada, un cintillo con brillante, varias cadenas, esclavas, aritos, un reloj dorado y un anillo con esmeralda, entre otros elementos guardados en un alhajero.

El botín continuó con equipos electrónicos: una PlayStation 4, dos joysticks y su cargador original, una notebook, una tablet, un televisor de 42 pulgadas, un DVD portátil y un parlante. También faltaron más de 400 mil en efectivo y un conjunto de tarjetas profesionales a nombre del dueño de la casa, con sus datos personales y números de matrícula médica.

Uno de los detalles que llamó la atención fue que la puerta trasera quedó abierta con la llave colocada desde adentro, lo que reforzó la hipótesis de que los delincuentes escaparon por ese sector. Una vecina, cuyo patio limita con la vivienda y con otra propiedad deshabitada, afirmó haber escuchado ladridos durante la madrugada del domingo, aunque no advirtió movimientos ni realizó un llamado al servicio de emergencias. Esa casa vacía habría servido, según sospechan, como punto de acceso o de ocultamiento.

Vecinos alarmados

Para los vecinos, el caso no sorprende. Forma parte de un patrón que se viene profundizando en El Mondongo: entraderas silenciosas, robos a casas aprovechando fines de semana largos o feriados, y delincuentes que actúan con tiempo y aparente conocimiento de los movimientos del barrio. La preocupación crece entre los frentistas, que aseguran que la zona se ha vuelto terreno fértil para este tipo de irrupciones.

Mientras avanza la investigación, el episodio vuelve a colocar bajo la lupa la seguridad en uno de los barrios más tradicionales de La Plata, donde los vecinos insisten en que la sensación de indefensión ya se volvió parte cotidiana de sus vidas.

En este sentido el golpe sufrido por la familia no solo significó la pérdida de objetos de valor sentimental y económico: reavivó un clima de alarma que, lejos de disiparse, parece profundizarse con cada nuevo hecho.

 

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