El Lobo encontró el gol y el Pincha defiende bien

Mientras Gimnasia tiene a casi todos sus delanteros en estado de gracia, Estudiantes recuperó solidez defensiva y con convertir un gol le alcanzó para llegar a la semifinal

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Con mayor profundidad en el caso de Gimnasia que en el de Estudiantes, los últimos partidos mostraron un gran vuelco en el rendimiento de los equipos platenses. Así, mientras el Tripero viene con el enorme envión de sumar cinco victorias consecutivas, el equipo albirrojo ganó confianza tras el “pasillogate” y encontró solidez defensiva para eliminar a Rosario Central en el Gigante y a Central Córdoba en Santiago del Estero.

Si bien el conjunto dirigido por Fernando Zaniratto cambió mucho en el centro del campo con la presencia de la dupla Augusto Max-Nicolás Barros Schelotto y que defensivamente recibió apenas un gol en los últimos cinco partidos, la principal carta que ha logrado el equipo para ganar sus encuentros está en ofensiva, donde trae un promedio de dos tantos cada noventa minutos en los últimos cinco juegos.

Desde el clásico del 19 de octubre pasado en el que Estudiantes se impuso claramente en el estadio Jorge Hirschi, el equipo albiazul modificó claramente su forma de atacar. Así como en aquel derby Lucho Zaniratto decidió poner detrásde Marcelo Torres a Juan Pintado por la derecha, a Lucas Castro por el centro y a Bautista Merlini por la izquierda. Un mes y medio después, esas transiciones lentas que le impidieron inquietar a Muslera se convirtieron en ataques rápidos gracias al cambio de ritmo de Merlini jugando detrás del 9 y al poderío del juego externo con Alejandro Piedrahíta/Jeremías Merlo por un lado y Manuel Panaro por el otro, quien además viene derecho para el arco ya que convirtió en los últimos tres cotejos disputados por el Lobo.

Marcelo Torres es el goleador del conjunto tripero / Archivo

Gimnasia le ganó a River (1-0, gol de Marcelo Torres) y desde el penal que le atajó Nelson Insfrán a Borja en el minuto 61 del complemento para la victoria en el Monumental pareció quitarse una gran mochila de la espalda. Así, ya salvado del descenso le ganó a Vélez en el Bosque (2 a 0 con tantos de Marcelo Torres y Jeremías Merlo), a Platense (3-0 con festejos de Manuel Panaro, Marcelo Torres y Franco Torres), a Unión (2 a 1 con gritos de Manuel Panaro y Enzo Martínez) y Barracas Central (2-0, goles de Manuel Panaro y Franco Torres).

 

El goleador tripero es Chelo Torres con siete goles. Guido Carrillo es una baja de peso en el Pincha

 

La cuenta es simple: mejoró mucho el promedio de gol por partido y los delanteros son los que convierten. Salvo el gol del uruguayo Martínez en Santa Fe, de los nueve goles restantes hay 3 de Marcelo Torres, 3 de Manuel Panaro, 2 de Franco Torres y 1 de Jeremías Merlo.

Como contrapartida, el equipo de Eduardo Domínguez perdió tres partidos al hilo tras la victoria ante Gimnasia con los gritos de Edwuin Cetré y Guido Carrillo. Boca (2-1), Tigre (1-0) y Argentinos Juniors (2-1) lo dejaron dependiendo de terceros para clasificar. El polémico Barracas (1)-Huracán (1) le dio una mano y varios rivales directos dejaron pasar la chance de la clasificación. El equipo del Barba entró como octavo en su zona y ahí reapareció la mayor virtud del ciclo Domínguez: saber reinventarse y sacar manos cuando está contra las cuerdas y al borde del nocaut.

Santiago Nuñez es un punto alto de la defensa pincha / Archivo

Desde la experiencia y el dominio del área de Fernando Muslera, Estudiantes encontró solidez en los últimos partidos, que se convirtieron en “gol gana” para el Pincha. El festejo de Tiago Palacios le dio la victoria sobre Rosario Central; el grito del colombiano Cetré abrió el camino al triunfo en el Madre de Ciudades de Santiago.

La línea defensiva con Román Gómez, Santiago Nuñez, Leandro González Pírez y Santiago Arzamendia supo cerrar los partidos, con una buena actuación de Ezequiel Piovi en el último partido, que hasta pareció ordenar más al equipo en el centro del campo en donde Santiago Asacacibar no está en el mismo nivel de 2024. Sin embargo, no hay que descartar el regreso de Mikel Amondarain para el partido de mañana (ver aparte), modificación que sería en reemplazo del mencionado Piovi.

Desde que le dio la espalda al poder del fútbol en Rosario, el equipo albirrojo recuperó la dureza que lo ha caracterizado en momentos claves de campañas anteriores y que -en este 2024- solamente pudo exhibir por momentos en la competencia internacional. Así como sufre la ausencia de su goleador Guido Carrillo (ya que Facundo Farías está lejos de aportar soluciones en ataque), Cristian Medina está en su mejor momento, ratificando gran parte del potencial que mostraba cuando se lo elogiaba con los colores de Boca Juniors. Sin embargo, es el oficio para manejar los partidos lo que le ha permitido llegar a la semifinal, un atributo que le puede servir mañana en el Juan Carmelo Zerillo.

Nadie espera un partido a cara descubierta en el Bosque. Tampoco, uno de esos clásicos de los ‘80 o ‘90 que se encaminaban al 0 a 0 desde el pitazo incial del árbitro. Aquí, el premio es muy grande. Nada menos que jugar una final de campeonato tras eliminar al rival de toda la vida. Además, la modificación reglamentaria que le agregó tiempo extra al partido aumentó también los riesgos de que no le alcance al equipo que apueste a los penales, ya que el desgaste físico es enorme, más aún en el final de la temporada. En los torneos anteriores, era el final del partido y los penales a suerte y verdad. Ahora, la definición es distinta y hay que saber administrar esfuerzos y modificaciones de los DT’s a lo largo de toda la tarde.

 

Gimnasia hizo 10 goles en los últimos 5 partidos. El Pincha convirtió y festejó en las llaves anteriores

 

Además, el fútbol argentino atraviesa una etapa en la cual el equipo que convierte el primer gol lleva las riendas del partido y puede imponer condiciones. Un dato del Lobo es que estuvo en ventaja en los cinco últimos partidos que ganó. En cuanto a Estudiantes, quedó escrito: en partidos de gol gana, convirtió y festejó.

Al margen de los aspectos teóricos, no es un partido más y los protagonistas lo saben. Hay demasiado en juego y ahí entran a tallar las cabezas más frías, más pensantes y las personalidades fuertes, acostumbradas al liderazgo y las adversidades. Un gol tempranero puede mover toda la estantería, hacer un bollo con todo lo planificado en los papeles. El juego tiene claves, sí. Y también elementos impensados que se harán presentes en el Bosque en el clásico del siglo.

Gimnasia
Estudiantes

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