Grave situación de los comedores populares en el Gran La Plata

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El estudio realizado por la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet que puso de relieve una crítica situación alimentaria en el Gran La Plata y que encendió señales de alarma entre organizaciones sociales y equipos técnicos, no puede menos que suscitar una justificada inquietud. El panorama descripto por el trabajo replantea en definitiva la necesidad de que puedan aprovecharse excedentes alimentarios, estimados recientemente en más de 16 millones de toneladas por año en nuestro país.

Tal como se reflejó en este diario, el nuevo relevamiento muestra un deterioro vertiginoso en comedores, merenderos y ollas populares de la Región a lo largo de 2025.

El trabajo consiste en un análisis elaborado por equipos de investigación UNLP-CONICET, docentes y estudiantes de la carrera de Nutrición y residentes hospitalarios, bajo la coordinación de la secretaría de Redes en Salud de la Facultad de Ciencias Médicas sobre la base de comedores, merenderos y ollas populares dependientes de Organizaciones Sociales que integran el Consejo Social de la UNLP.

Según se explicó, el informe surgió a partir de la preocupación manifestada por las organizaciones sociales frente a la creciente demanda de alimentos que reciben en los barrios del Gran La Plata.

En el trabajo se indicó que “la mayoría de los Sitios de Distribución de Alimentos (SDA) –90 por ciento– ofrece viandas para consumo domiciliario. La merienda es el servicio que se ofrece en mayor medida –75,4 por ciento–, seguido por la cena –49,2 por ciento- y el almuerzo –47,5 por ciento-.

Entre los insumos que más faltan fueron marcados, como primera carencia, el aceite, el azúcar y luego las carnes y verduras. Más atrás quedaron arroz y harina de trigo y fideos y puré de tomate.

El informe explicó que “la centralidad de estos alimentos evidencia una profundización de las limitaciones detectadas en el relevamiento 2024”, lo que significa que los insumos básicos son cada vez más escasos y esto compromete la posibilidad de garantizar “aportes nutricionales mínimos.

Está claro que los aportes oficiales y las donaciones voluntarias de alimentos resultan insuficientes para garantizar el funcionamiento de estos comedores. Al margen de que el apoyo estatal no debiera resultar escaso, en nuestro país existe un vacío que hasta la fecha también impide enfrentar este déficit, a través de la llamada “ley del buen samaritano”, vigente en otros países, que protege a quienes ayuden a enfrentar estas emergencias por eventuales errores involuntarios, evitando que sean demandados judiciales.

Se habla en este caso de excedentes alimentarios de los hipermercados y supermercados, comercios o bancos de alimentos, muchos de cuyos productos se desperdician por motivos que pueden ser tolerables desde el punto de vista sanitario, como por ejemplo fechas de vencimiento de reciente data, fomentándose así una gran reducción del desperdicio para incrementar los volúmenes de ayuda social. El Congreso Nacional tendría en esta norma un buen motivo para reunirse, debatirla y eventualmente sancionarla.

 

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