El caso de Patricio, 28 años

Edición Impresa

“Siempre fuimos muy amigos. Lo seguimos siendo. Pero cada vez que nos juntábamos a merendar o a tomar mates, él me llenaba las cabeza con sus problemas a los cuáles yo no sabía cómo responder. Era un monólogo de él. Siempre me iba a mi casa con mucho dolor de cabeza, agotado. Así estuvimos como un año. En ese momento no tenía herramientas para frenarlo. Después de muchos años de terapia, tengo las herramientas para hablar y no desaparecer. Pero en ese momento no las tenía, no tenía ganas de hablar porque pensaba que era una situación que no iba a cambiar mucho. Me fui alejando inconscientemente. Me hablaba y quizás le ponía excusas y nos terminamos alejando”.

“Tenía una amiga, pero era muy tóxica. Ella me exigía una frecuencia de vernos que no podía sostener. Yo, mientras estudiaba y trabajaba. Ya de por sí la facultad me llevaba mucho tiempo y encima conseguí trabajo. En ese momento no podía estar al día con todas mis amistades, me tenía que repartir. Ella no lo entendió. Yo la llamaba para juntarnos, le decía te quiero ver, te extraño y ella me respondía, mirá quién apareció, el ‘fantasma’. Eso me enojaba mucho porque me hacía un espacio en un tiempo limitado y ella en vez de decirme ‘dale sí, juntémonos’, me recriminaba la situación. Me harté y, como en ese entonces no tenía las herramientas para solucionarlo, opté por dejar de hablarle y juntarme. Era una relación que no me sumaba”.

“A mi me han ghosteado un montón. Estaba hablando con un pibe, me gustaba mucho y veníamos hablando hace un montón de tiempo. Siempre coqueteamos con la idea de juntarnos pero nunca lo vi. Veníamos hablando re bien y de golpe esa persona me dejó de hablar. La otra persona me deja de hablar y listo. Fin. En esos casos no me hacía tanta historia porque son situaciones que suceden. Yo te puedo contar mis ‘ghosteos’ porque te puedo decir los múltiples por qué”.

 

ghosting

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE