Crisis en matrimonios de larga duración: causas detrás del “auge”
Edición Impresa | 16 de Febrero de 2025 | 06:03

En los últimos años, el divorcio ha dejado de ser exclusivo de las parejas jóvenes para instalarse también en matrimonios que han compartido décadas de vida. En un contexto social donde la búsqueda del bienestar personal y la realización individual cobran cada vez más protagonismo, los expertos coinciden en que diversas causas se han impuesto como detonantes de la separación en relaciones de largo plazo.
Entre los factores recurrentes, la falta de comunicación se posiciona como uno de los principales. Los psicólogos advierten que, con el paso del tiempo, la rutina y la acumulación de conflictos no resueltos pueden minar la capacidad de diálogo entre los cónyuges. “La comunicación es el pilar fundamental de cualquier relación; cuando se debilita, se abren brechas difíciles de superar”, señalan los terapeutas, quienes subrayan que la expresión de emociones y necesidades es vital para mantener el vínculo.
Asimismo, la infidelidad ha emergido como un motivo crucial en el deterioro de los matrimonios. Los sexólogos explican que la búsqueda de satisfacción o la validación externa puede ser la respuesta a desencuentros emocionales y a una intimidad que se ha ido enfriando con los años. “El deseo de explorar nuevas conexiones, muchas veces, es reflejo de problemas subyacentes en la relación”, comentan los especialistas en relaciones maritales.
Otra causa señalada por los expertos es la incompatibilidad de intereses y estilos de vida. Con el transcurso del tiempo, cambios personales y nuevas expectativas pueden generar desavenencias significativas. Los especialistas en coaching y terapia de pareja analizan que, cuando los caminos que en un principio parecían converger comienzan a divergir, el resentimiento y la frustración se instalan de manera silenciosa pero progresiva. Además, los conflictos derivados de problemas financieros y las diferencias en la crianza de los hijos añaden una capa extra de tensión, complicando aún más la convivencia diaria.
En algunos casos, la presión del entorno familiar y la interferencia de terceros actúan como catalizadores de conflictos. Los especialistas en relaciones maritales advierten que, si bien la intención de familiares y amigos suele ser de apoyo, sus comentarios o acciones pueden exacerbar situaciones ya delicadas, impulsando a la pareja a tomar decisiones drásticas.
Finalmente, aunque en menor medida, el abuso emocional o físico se presenta como una causa crítica. Los psicólogos insisten en la importancia de reconocer y actuar frente a cualquier forma de maltrato, recordando que la seguridad y el bienestar de las personas deben prevalecer sobre cualquier vínculo afectivo deteriorado.
El consenso entre los profesionales es claro: las relaciones requieren un mantenimiento constante y, sobre todo, una comunicación abierta que permita abordar los desafíos de manera conjunta. “El diálogo y la empatía son esenciales para construir puentes y no muros en la convivencia”, afirman los terapeutas, invitando a las parejas a reinventarse y a trabajar en sus diferencias antes de llegar a la decisión irreversible del divorcio.
Así, mientras cada historia de separación es única, la suma de estos factores recurrentes invita a reflexionar sobre la necesidad de fortalecer el compromiso y el entendimiento mutuo. En un mundo en constante cambio, la apuesta por relaciones resilientes pasa, sin duda, por la voluntad de enfrentar las crisis desde la base, antes de que se conviertan en un punto de no retorno.
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