VIDEO. La hija de la mujer asesinada en Barrio Hipódromo pide justicia

A corazón abierto, con el dolor atravesando cada una de sus palabras y un vacío imposible de llenar. La tragedia llamó a su puerta de manera inesperada y despertó una sensación de absoluta impotencia. Hablamos de la hija de la mujer asesinada hace pocos días en Barrio Hipódromo. Se llama Belén, quien aseguró ante EL DIA que a su madre “la mataron dos veces”.

Aquella triste jornada, lo que iba a ser una simple compra previo al festejo de un cumpleaños terminó siendo su última noche. Elba del Valle Contreras fue asesinada a sangre fría y dejó en pedazos a sus hijos, familiares y amigos.

“A mi mamá la mataron dos veces”, reiteró esa frase, que no deja de retumbar.

Como se sabe, el pasado miércoles 29 de enero, por la noche, Elba salió de su casa y recorrió un par de metros para comprar una gaseosa. “Mi mamá se había mudado hacía muy poco a la zona”, detalló la hija.

En la esquina de 119 y 40, zona de casas bajas, a solo 100 metros del Hipódromo platense, la víctima se topó con un hombre de 33 años, que la apuñaló sin mediar palabra.

“A mi mamá me la mataron dos veces”, reiteró y siguió su análisis: “Lo quieren marcar como que sufrió brote psicótico, pero eso, que no le puedo decir ser humano, siempre está con una bandita en las afueras del Bingo. Fue premeditado, porque no solo atacó a ella: se cargó a cinco personas, de las cuales una está grave, otros con heridas cortantes y mató a mi mamá. Sabía lo que hacía”.

Con ojos llorosos, una voz que sacaba fuerza desde lo profundo para ser escuchada, contó que “cuando llegó el patrullero dijeron que ‘por protocolo no la podían trasladar al hospital’. ¿Decime qué policía fue desafectado por levantar a una persona en ese estado? No tuvieron sangre, porque el hospital estaba a una cuadra y media. Esos dos que estaban en el patrullero tuvieron falta de humanidad, porque quizás si la cargaban en su momento, quizás no sobrevivía, pero hubiera tenido una muerte más digna. O tal vez una chance de salvarse. Por eso digo que la mataron dos veces”, expresó Belén.

“Los vecinos le dieron una muerte diga, los vecinos. Si era por los policías, mi mamá hubiese muerto en la calle como un perro”, mencionó.

Fue uno de los que se acercó a la escena quien, a la espera de que los oficiales actúen, tomó la valentía de levantarla y trasladarla esos 150 metros hasta el hospital Gutiérrez.

“Pasaron entre 15 y 20 minutos, entre que quedó en el piso y pudo ingresar al hospital. No querían hacerle más daño del que le habían hecho, pero se cansaron y la llevaron ellos. Estoy enormemente agradecida, porque le dio una muerte digna a mi vieja”, sostuvo. Aunque no todos los vecinos.

Susana, que vive en la zona, quiso acercarse pero el miedo a ser la próxima agredida la invadió. “Yo estaba sentada y vi todo. Veo cuando la chica viene caminando, todo, no es que miré de casualidad, el hombre estaba atrás y ella grita `dejame, dejame´. La atacó con la punta y empezó a gritar `auxilio, socorro´”, fue uno de los testimonios más cercanos sobre la escena del crimen, de la cual la hija de la víctima se agarró con el fin de entender cómo fueron los últimos minutos de vida de su madre.

El agresor, identificado como Juan José Juárez, de 33 años, está imputado por “homicidio, tentativa de homicidio y lesiones”.

Días atrás se negó a declarar ante el fiscal. “No me dijo nada, él estaba drogado, se acercó y me la dio nomás”, contó Juan Manuel, otro de los sobrevivientes del ataque.

“Tenía una punta nada más, me cortó y cuando escapé le dije al de la heladería que me lleve al hospital. Y fue un perro el que lo salvó. Estaba por ahí y lo mordió todo cuando empezó a atacar, me salvó la vida. Cuando me tira la puñalada, se le encima a la carrera y lo hace caer al piso”, relató Juan Manuel.

“Hay otros que se quedaron viendo, se quedaron grabando, morbosas”, detalló Belén, ampliando sobre esa noche sangrienta y donde la solidaridad en algunos quedó al desnudo.

En épocas de redes sociales activas y visibilizar cada situación, Belén también apuntó contra ellos. Una mujer agonizando, la muerte que se personificó en un hombre que solo tenía intenciones de dañar a otras y teléfonos que sirvieron como “testigos” más que herramientas de salvación.