La dependencia emocional: cuando el miedo a perder eclipsa la identidad

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La dependencia emocional es un fenómeno que atraviesa a muchas personas sin que necesariamente sean conscientes de ello. Así lo afirma el doctor en Psicología y docente Flavio Calvo, quien sostiene que “mucha gente sufre dependencia emocional sin saberlo”. Se trata de un apego excesivo hacia otra persona, donde el temor a que el otro se aleje se convierte en una amenaza tan grande que la identidad propia se diluye en función de la relación.

Calvo explica que “muchas veces uno deja de ser uno mismo, deja de estar con amigos, deja de cumplir sus sueños, siempre pendiente de qué pasa con el otro”. Esta dinámica, lejos de ser un problema exclusivo de un género, afecta por igual a hombres y mujeres. “La dependencia emocional se vuelve tan excesiva y tan tóxica, que le hace mal tanto al otro como a la misma persona que la sufre”, advierte el especialista. En muchos casos, se soportan situaciones que no generan felicidad por miedo a la ruptura, lo que lleva a una vida regida por el temor en lugar de la autonomía emocional.

Existen señales claras que pueden evidenciar la dependencia emocional. “Tener miedo a decir que no, porque lo más probable es que la otra persona nos deje de querer, es un claro indicador”, apunta Calvo. Además, menciona el esfuerzo excesivo por evitar conflictos, la necesidad constante de validación a través de redes sociales o mensajes y el sufrimiento en relaciones dañinas solo por el temor a la ruptura. También señala que “si cuando estás con un grupo de gente importa demasiado lo que pueden pensar de tu pareja, más que lo que vos mismo sentís, es un signo de dependencia emocional”.

En algunos casos, esta dependencia se convierte en codependencia, en la que ambos miembros de la pareja se aíslan del mundo exterior. “Se deja de tener amigos propios para seguir a los amigos de la pareja”, explica Calvo. La sociedad, lejos de desalentar esta dinámica, muchas veces la refuerza: “Hasta podemos escuchar en algunas canciones cómo parece que la razón de la vida fuera la otra persona”, señala. Por eso, el especialista enfatiza en la importancia del amor propio y la independencia dentro de una relación.

Para superar la dependencia emocional, el primer paso es reconocer el problema. “Es importante preguntarse: ¿qué cosas hago por el otro negándome a mí mismo? ¿Dejo de lado mis intereses para priorizar los del otro? ¿Cuántas cosas estoy aguantando solo para no perder a esa persona?”, plantea. En última instancia, también invita a reflexionar sobre la propia actitud en la relación: “Tal vez sea bueno pensar también si el tóxico no es uno mismo”. La clave, sostiene, es encontrar un equilibrio en el vínculo para que el compartir no se convierta en dependencia.

 

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