Estrategias asertivas para estimular la productividad en adolescentes
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2025 | 05:30

Uno de los desafíos más complejos en la actualidad es el fenómeno de los jóvenes “ni-ni”. Este sector de la población, que se estima alcanza al 25% de los jóvenes entre 18 y 24 años, enfrenta una desconexión con el sistema educativo y el mercado laboral. La pregunta que surge con urgencia es: ¿cómo integrar socialmente a estos jóvenes y estimularlos para que encuentren un propósito que les permita desarrollarse de manera productiva? Según los sociólogos, la solución no es un proceso simple ni inmediato, pero sí requiere un enfoque multidimensional que involucre a la familia, la comunidad y el Estado.
Los especialistas coinciden en que uno de los primeros pasos para integrar a los jóvenes “ni-ni” en la sociedad es restaurar su confianza en la educación. “Muchos jóvenes que abandonan la escuela o el trabajo lo hacen porque no ven sentido en lo que se les ofrece. Es fundamental que la educación se vuelva relevante para ellos, adaptada a sus intereses y realidades”, señalan los sociólogos.
Para lograrlo, los programas educativos deben ser más flexibles y brindarles herramientas que no solo se limiten a la teoría, sino que también les permitan adquirir habilidades prácticas que les faciliten la inserción laboral. Las iniciativas que combinan formación técnica con experiencias laborales, como los programas de pasantías, resultan ser claves en este proceso. Además, los psicólogos subrayan la importancia de ofrecer apoyo emocional y motivacional, ya que muchos de estos jóvenes arrastran una historia de frustraciones y desilusiones que agravan su desconexión.
El rol de las familias es fundamental en el proceso de reintegración de los jóvenes. Los antropólogos analizan cómo, en muchos casos, el entorno familiar juega un papel crucial tanto para el apoyo como para la presión. “Es necesario que las familias adopten un enfoque positivo, promoviendo el diálogo abierto y sin confrontación, donde el joven sienta que su opinión y sus inquietudes son escuchadas”, explican los expertos. Este tipo de interacción es esencial para que los jóvenes no se sientan aislados ni excluidos, sino apoyados en su proceso de reintegración.
Sin embargo, los sociólogos advierten que las familias no deben hacer todo el trabajo solas. El Estado y las organizaciones sociales también deben ofrecer un soporte integral que involucre servicios de orientación vocacional, programas de becas, y espacios donde los jóvenes puedan encontrar apoyo psicológico.
Para cambiar la mentalidad de los jóvenes “ni-ni”, las estrategias deben ser firmes, pero al mismo tiempo empáticas. Los psicólogos destacan que el proceso de reintegración debe basarse en la motivación intrínseca, lo que significa que, en lugar de presionar a los jóvenes para que estudien o trabajen, debe fomentarse un ambiente donde ellos mismos vean la necesidad de salir adelante.
“El apoyo emocional, el reconocimiento de sus logros pequeños y la creación de metas alcanzables son fundamentales para ayudar a los jóvenes a reconectar con su propósito”, afirman los expertos. Así, una combinación de educación inclusiva, apoyo familiar y programas de inclusión social puede ser el camino para que los jóvenes “ni-ni” encuentren una razón para estudiar, trabajar o involucrarse en actividades productivas, cambiando su futuro y, por ende, el de la sociedad.
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