Hablar de amor y parejas entre padres, madres e hijos no debe ser un tabú
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2025 | 05:35

Hablar de amor, pareja y familia entre padres e hijos siempre ha sido un terreno espinoso, pero las diferencias intergeneracionales parecen haberse acentuado en los últimos años. Mientras los adultos mantienen una visión que muchas veces está anclada en su propia juventud, los adolescentes que están a punto de alcanzar la mayoría de edad transitan un mundo afectivo completamente distinto, con nuevas reglas, expectativas y paradigmas.
Los psicólogos advierten que esta brecha generacional en la manera de hablar sobre relaciones de pareja y proyectos de vida familiar no solo se debe a un cambio de época, sino también a la evolución de los vínculos afectivos y la irrupción de nuevas formas de comunicación. “Los adolescentes hoy tienen un lenguaje emocional mucho más amplio, pero también más fragmentado, lo que puede generar confusión en la conversación con sus padres”, sostienen los especialistas. En un escenario en el que las relaciones abiertas, el poliamor y las nuevas definiciones de pareja conviven con la estructura clásica del noviazgo monógamo, las generaciones adultas pueden sentirse descolocadas al intentar entender los códigos actuales.
Los sociólogos analizan este fenómeno como una tensión entre lo heredado y lo emergente. “Los padres de hoy crecieron en un mundo en el que las relaciones de pareja seguían patrones bastante definidos. En cambio, los jóvenes viven en una era de experimentación afectiva donde no siempre se buscan modelos tradicionales”, explican. La concepción de “noviazgo”, por ejemplo, ya no es un paso inevitable hacia el matrimonio o la convivencia, sino que muchas veces se percibe como un vínculo flexible, sin la necesidad de establecer compromisos a largo plazo. En este punto, los desacuerdos intergeneracionales pueden derivar en discusiones donde los adultos se sienten desautorizados y los adolescentes, incomprendidos.
Los psiquiatras, por su parte, advierten que la forma en que se abordan estos temas en el seno familiar puede tener un impacto significativo en la salud mental de los jóvenes. “Es clave que los padres eviten el juicio y fomenten una comunicación basada en la confianza. Los adolescentes están en una etapa de definiciones y presionarlos para que encajen en esquemas predeterminados puede generar ansiedad y frustración”, indican. A su vez, remarcan que los adultos también pueden experimentar angustia al sentir que el mundo que conocieron ya no es el mismo y que sus consejos pueden no tener la relevancia que esperaban.
“Los adolescentes hoy tienen un lenguaje emocional mucho más amplio”, afirman
En el centro de esta discusión también aparece la idea de “formar una familia”, un concepto que los padres a menudo asocian con estabilidad y seguridad, mientras que los adolescentes suelen ver con incertidumbre o incluso con desinterés. “Los jóvenes no necesariamente rechazan la idea de construir una familia, pero muchas veces la proyectan de un modo distinto al que imaginaron sus padres. La convivencia antes del matrimonio, la decisión de no tener hijos o el concepto de familia elegida son algunos de los cambios más evidentes”, analizan los socólogos.
Los especialistas coinciden en que la clave para abordar estas diferencias radica en la apertura al diálogo. “No se trata de imponer ni de resistirse al cambio, sino de acompañar a los jóvenes en su proceso de construcción identitaria sin dejar de compartir valores y experiencias”, sugieren los psicólogos. El desafío, entonces, está en encontrar un punto de encuentro en el que las generaciones puedan hablar sobre el amor, la pareja y la familia sin que las diferencias se conviertan en barreras insalvables.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE