Feroz y cruel golpiza a una jubilada durante un robo
Edición Impresa | 2 de Abril de 2025 | 02:34

La quietud de la madrugada se rompió con un espiral de violencia y miedo en una vivienda de City Bell. Una mujer de 71 años se convirtió en la víctima de un despiadado ataque por parte de al menos tres delincuentes, quienes aprovecharon la absoluta oscuridad para irrumpir en su hogar, someterla con golpes brutales y aterradoras amenazas de muerte, y finalmente despojarla de sus pertenencias.
El horror tuvo lugar en una vivienda situada en las calles 144 entre 446 y 454. Eran las 04.30 de la madrugada cuando la mujer, sumida en el silencio de la noche, escuchó un sonido inquietante: el motor de un vehículo rugiendo en el exterior. Instantes después, los ladridos desesperados de sus perros la pusieron en alerta.
Pero lo peor estaba por venir. Ruidos extraños en el interior de su casa le hicieron comprender que no estaba sola. Presa del pánico, tomó su teléfono celular con la intención de llamar a su hijo, quien vive en la casa contigua. No tuvo tiempo. En cuestión de segundos, la oscuridad se convirtió en su peor enemigo.
Un hombre irrumpió en su habitación con furia descontrolada. Antes de que pudiera reaccionar, sintió un tirón brutal en el cabello que la hizo tambalearse. Luego vinieron los golpes. Uno tras otro, certeros y despiadados, se estrellaban contra su rostro sin piedad. “¡Dame todos los dólares, de lo que vendiste!”, le gritaba el delincuente mientras la seguía golpeando. Cada palabra era una daga de terror. “¡Donde te encuentre plata, te mato!”, le advirtió con una frialdad escalofriante.
Entre el dolor y el miedo, la mujer alcanzó a percibir que no estaba sola con su agresor. En el comedor, otra sombra se movía con sigilo, saqueando su hogar. Nunca logró ver su rostro, pero su presencia se sentía como una amenaza constante. La angustia se volvió interminable.
Finalmente, tras minutos que parecieron una eternidad, los atacantes decidieron retirarse. Se llevaron consigo un televisor LG de 47 pulgadas y una cartera que contenía documentación, tarjetas y un teléfono celular.
La mujer, aterrorizada y con el cuerpo dolorido, permaneció inmóvil unos instantes, intentando convencerse de que el infierno había terminado.
Luego, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, salió tambaleante de su hogar y logró llegar hasta la vivienda de su hijo en busca de ayuda.
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