Drama en La Plata por 3 chicos en la comisaría: tienen entre 10 y 12 años
Edición Impresa | 23 de Abril de 2025 | 02:20

Tres menores de edad, dos de ellos de apenas 10 años y otro de 12, fueron demorados en las últimas horas en La Plata tras ser sorprendidos cuando robaban un kiosco de la zona Plaza Malvinas. El caso, más allá del hecho puntual, vuelve a poner en evidencia la preocupante escalada del delito juvenil en la región, con chicos cada vez más pequeños involucrados en acciones delictivas. Y lo peor de todo es que se trata de tres niños que ya habían sido noticia el pasado viernes cuando también fueron atrapados por vandalizar y asaltar un colegio de Los Hornos.
El reciente hecho se registró en la intersección de las calles 20 y 50, donde personal motorizado acudió tras un llamado al 911 que alertaba sobre un robo en curso. Al llegar, los agentes divisaron a tres menores intentando escapar del lugar. Fueron interceptados a pocos metros y, al inspeccionar el comercio, constataron que la reja del kiosco estaba violentada.
Con ayuda de las cámaras de centro de monitoreo de la Comuna, los policías capturaron a los chicos. Tras la intervención de la fiscalía, se ordenó que los menores, al ser inimputables, fueran entregados a sus padres. Los tres chicos demorados fueron identificados como dos hermanos -de 10 y 12 años- y otro también de 10, todos domiciliados en las inmediaciones de la Megatoma de Los Hornos. Voceros confiaron que ninguno poseía documentación al momento del procedimiento.
De esta forma, como en el caso del robo en la Escuela Primaria N°72, ubicada entre las calles 137 y 86, los tres chicos fueron restituidos a sus padres por la justicia de menores de La Plata. En esta oportunidad el caso fue puesto en manos de la Unidad Funcional de Instrucción N°2 del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, a cargo de la Dra. Ibarra.
El episodio no solo genera preocupación, sino que también expone una problemática que se vuelve cada vez más recurrente en los barrios de la ciudad: el involucramiento de niños en hechos de robo, muchas veces actuando en grupo y con una logística propia de bandas organizadas. La corta edad de los protagonistas impide avanzar en procesos judiciales tradicionales y limita las respuestas del sistema penal.
La situación lógicamente pone otra vez sobre la mesa el debate urgente sobre las condiciones de vulnerabilidad extrema en las que crecen muchos niños y niñas. La falta de acceso a educación, cuidados familiares adecuados y oportunidades básicas convierte a estos chicos en víctimas de un abandono estructural que, en muchos casos, deriva en su participación en hechos delictivos desde edades alarmantemente tempranas. Es por esto que la aprehensión de tres menores en un robo nocturno a un kiosco vuelve a mostrar la cara más cruda de una problemática que ya no puede ser ignorada.
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