La monja que salteó reglas y lloró ante el ataúd

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Ayer, gran cantidad de obispos, cardenales, personal del Vaticano y fieles que se acercaron a la Basílica de San Pedro para despedir al Papa Francisco. Ya en la capilla ardiente, uno a uno iban parando para rendir homenaje a Francisco. Pero una monja, la francesa Geneviève Jeannigros, sorprendió a todos y se saltó el protocolo. La religiosa y muy amiga del Papa, a diferencia de todos los demás y portando una mochila verde en su espalda, no se limitó a despedirse de Francisco y se quedó en una de las esquinas que delimitaba el cordón para velar el féretro papal. Desde esa esquina, la monja perteneciente a la orden de las Hermanitas de Jesús continuó sus oraciones ante la mirada sorprendida de los allí presentes. Durante unos siete minutos rezó y lloró en completo silencio para dar un último adiós a su íntimo amigo. Nadie intentó apartarla. El vínculo con Jorge Bergoglio data de muchos años. Jeannigros es en realidad la hija de la hermana de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas durante la dictadura en Argentina. Fue secuestrada el 10 de diciembre de 1977, recluida prisionera en la ex Esma y desapareció junto a su pareja Alice Domon.

 

Papa Francisco

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