Pese a los reclamos, el servicio del tren a Constitución sigue con deficiencias
Edición Impresa | 3 de Abril de 2025 | 02:07

A inicios del mes de febrero pasado se trató en las columnas de este diario sobre la necesidad de que el servicio ferroviario entre La Plata y Constitución normalizara su servicio, señalándose que desde meses anteriores venía sufriendo una serie de circunstancias que lo condicionaba, tales como recambio de durmientes y de vías, reparación de andenes y de otras instalación, así como por los paros dispuestos por el sector gremial o los cortes de vías realizados por grupos ajenos al ferrocarril que impidieron el paso de las formaciones.
Una de esas situaciones anormales, que le quitan confiabilidad a un medio de transporte tan vital para la población, se reiteró el martes de esta semana al haberse anulado el tren que debía salir a las 6.15 desde Constitución, con llegada prevista a las 7.36 a la Terminal platense.
Se detallan estos horarios para dejar a la vista que el tren Roca entre ambas capitales en promedio demora más de 1 hora y 15 minutos para recorrer una distancia de 50 kilómetros, algo que, de por sí, marca otra seria deficiencia del servicio.
Luego se confirmó que esa formación no pudo partir por “problemas técnicos” en la prestación del Roca, sin ofrecerse otros detalles. El siguiente tren de ese martes, que partió de Constitución a las 7, “estaba llenísimo”, según detallaron los pasajeros, cuyas quejas no dejan de reiterarse en los últimos tiempos.
Circulación de las formaciones a velocidades mínimas, tardanzas en unir las terminales La Plata-Constitución, locomotoras o vagones que sufren averías y que obligan, en oportunidades, a que los pasajeros traten de seguir sus viajes en algún micro que pase cerca, forman parte de esa endémica sucesión de problemas.
Se ha señalado en muchas ocasiones que, pese a que está acotado a itinerarios fijos, el ferrocarril es hoy el servicio estrella de transporte en el mundo, tanto de millones de pasajeros como de cargas.
A tal punto es así que, en lo que se refiere al traslado de personas, está obligando a las poderosas líneas aéreas a modernizar y a volver más económicas sus viajes para poder competir. Sin embargo, en nuestro país, el ferrocarril no sólo no se actualiza sino que sigue en permanente retroceso. De los ramales cerrados no se conoce que se haya recuperado alguno. Y los que funcionan exhiben una obsolescencia inexplicable.
Con un tránsito automotor colapso por el explosivo incremento del número de vehículos, el sistema ferroviario resuelve de manera casi total, menos costosa y más rápida el desplazamiento de millones de personas en los centros poblados. De modo que su decadencia en nuestro país carece de toda justificación.
La capital de la provincia más rica del país y la capital de la Argentina merecen contar con un servicio ferroviario moderno, rápido y confiable. No debiera existir ningún motivo para impedir que se mejore en forma sustancial la prestación del ferrocarril Roca entre ambas ciudades.
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