Dolor en La Plata por la muerte de la empresaria María Isabel "Marieta" Ctibor
Edición Impresa | 21 de Mayo de 2025 | 01:59

A los 79 años falleció María Isabel Ctibor, lo que generó muestras de hondo pesar para su familia, allegados y en distintos ámbitos de la Ciudad.
“Marieta”, tal como le decían sus amigos, había nacido el 29 agosto de 1945 en Quilmes. Pasó su infancia en La Plata. Hasta los 8 años vivió junto a su familia en la zona de 44 y 10. Luego se mudaron a Ringuelet, donde residió hasta sus últimos días.
Fue hija de María Isabel Boedo y de Francisco Ctibor, el ingeniero civil checo que en 1905 compró la antigua fábrica de ladrillos que funcionó en Camino Centenario y 514 desde 1882 hasta 1995 y cuya producción fue parte de la construcción de edificios emblemáticos de la Ciudad y otros puntos del país.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Inmaculada y estudió magisterio.
Se casó con Jorge Pouchou, en 1970, con quien tuvo tres hijos: Natalia, Andrea y Manuel, familia que se extendió con la llegada de sus nietos Tomás, Soledad, Felipe e Inés.
En el año 1977 entró a trabajar en la fábrica. Estuvo allí cuando fue desactivada a mediados de los ´90 para la construcción de una nueva planta, con tecnología francesa, en el Parque Industrial de Abasto.
Desde 1998, cuando comenzó la nueva etapa como Cerámica Ctibor, se desempeño como vicepresidenta de la empresa hasta 2025.
Su familia la recuerda como una mujer admirable que dedicó su vida al trabajo con una entrega inquebrantable. Era “una guerrera” que enfrentaba cada reto con valentía y una sonrisa que contagiaba fortaleza.
Hincha de Estudiantes de La Plata, una de sus mayores pasiones era viajar. Disfrutaba cada aventura, especialmente cuando podía compartirla en familia o con sus queridas amigas.
También encontraba en el arte un refugio. Pintar acuarelas junto a sus amigas era para ella un espacio de expresión y complicidad.
Su vida fue un ejemplo de entrega, pasión y amor. Sus allegados la recuerdan con el corazón lleno de gratitud y la certeza de que su huella seguirá viva en cada uno de ellos.
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