Una patota atacó a golpes a dos jóvenes a la salida de una fiesta

Pasó en la madrugada del 25 en 520 y 135. Una de las víctimas se desmayó. En la denuncia hablaron de un grupo de unos 40 violentos

Edición Impresa

Eran 40 jóvenes contra 2 y no les importó nada. Con salvajismo y violencia los atacaron a golpes para robarle sus pertenencias y unas de las víctimas se desmayó de la paliza que le dieron.

Sin dudas, la tragedia rondó por La Plata. Solo un milagro explica que esta no sea la crónica de una muerte.

Todo pasó en la madrugada del 25, cuando dos amigos estaban regresando a sus casas después de participar en una fiesta, que se desarrolló en el predio de un club de rugby en Hernández.

La esquina del incidente fue la de 520 y 135. Según la denuncia que ya investiga la Justicia y la Policía, cerca de las cuatro de la madrugada una horda de salvajes rodearon a los dos jóvenes, quienes enseguida supieron que no tenían escapatoria.

Tampoco era muy sensato ofrecer resistencia, aunque igual los agredieron de la peor forma.

Como se dijo, una de las víctimas perdió la conciencia de tantos golpes.

En base a la presentación oficial, primero hubo insultos y después, sin otro preámbulo, se desató la pesadilla.

El joven que terminó nocaut refirió haber perdido el teléfono celular, las zapatillas, el buzo y la campera, mientras su compañero se quedó sin móvil y también descalzo.

Fue como un cardumen de pirañas o hienas que olieron sangre.

En la exposición se indicó que uno de los aparatos, que tenía rastreo, impactó en Altos de San Lorenzo.

Por el momento se desconoce si los patoteros participaron del evento musical, aunque esa hipótesis no se descarta ya que los jóvenes habrían identificado al menos a uno de ellos.

Además quedó el registro de una patente, más allá de que no se sabe si pertenece a un auto o a una moto.

Poco después, con dolores en todo el cuerpo, el joven que perdió el conocimiento pasó por la guardia del hospital San Martín, donde, al contar el evento y lo que le había pasado, decidieron realizarle una tomografía computada, que por suerte para él arrojó resultados positivos.

Igual le indicaron analgésicos. Tiene 22 años.

El caso ahora es analizado por personal de la subcomisaría de Hernández, bajo directivas de la UFI de Autores Ignorados Nº 9 de La Plata, que ya mandó a relevar cámaras de seguridad en la zona.

UN FENÓMENO PREOCUPANTE

La violencia urbana es un fenómeno que preocupa y mucho en la Ciudad, porque se expresa de manera recurrente y con niveles de una ferocidad sorprendentes.

Según especialistas en seguridad, el aumento de este tipo de episodios responde a una combinación de factores sociales, económicos y estructurales. Y entre las principales causas destacan la desocupación juvenil y la informalidad laboral, que empujan a muchos jóvenes a situaciones de vulnerabilidad que, en algunos casos, derivan en conductas delictivas; la desintegración del tejido social y familiar, ya que en varios barrios platenses la falta de contención, la ausencia del Estado y la pérdida de referentes comunitarios, favorecen la formación de grupos violentos sin límites claros; la presencia de consumos problemáticos como las drogas y el alcohol y una débil respuesta estatal en el esclarecimiento de delitos.

Mientras tanto, distintas organizaciones vecinales comenzaron a conectarse a través de las redes sociales para compartir alertas en tiempo real y difundir imágenes de los sospechosos captadas por cámaras particulares.

Además, en varias plazas y esquinas comenzaron a expresarse en busca de visibilizar este drama y lograr que las autoridades se aboquen a la búsqueda de soluciones.

Los testimonios se repiten con distintas voces y en diferentes lugares: personas que dejan de salir de noche, comercios que bajan la persiana antes de lo habitual y una desconfianza generalizada, que se instala como telón de fondo.

“Hace años que vivo en La Plata, pero nunca sentí tanto miedo como ahora. Es triste decirlo, pero ya no es la Ciudad que conocimos”, mencionó un hombre que prefirió mantener su identidad bajo reserva.

“Lo que sentimos es que nos robaron la tranquilidad. Esa sensación de que podías caminar por la ciudad sin miedo ya no existe”, concluyó.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE