Bruxismo: una silenciosa y costosa epidemia que desgasta sonrisas
Edición Impresa | 4 de Mayo de 2025 | 05:55

Apretar los dientes mientras dormimos, o incluso durante el día, es un gesto involuntario que muchos repiten sin saberlo y que, en los últimos años, se ha convertido en un fenómeno cada vez más extendido tanto en la Argentina como en el mundo. Se llama bruxismo y, aunque para muchos suene apenas como una curiosidad médica, en realidad es un problema de salud que afecta de forma directa la calidad de vida y, muchas veces, la economía de los afectados.
Según estadísticas recientes, en la Argentina alrededor del 10% de la población adulta sufre de bruxismo, aunque los odontólogos advierten que la cifra real podría ser más alta debido al enorme subdiagnóstico que existe: muchas personas ignoran que padecen esta condición hasta que el daño en sus piezas dentales o el dolor mandibular se vuelve evidente. A nivel global, el panorama no es mucho más alentador. Un metaanálisis publicado en 2022 calculó que un 22% de las personas en el mundo experimenta bruxismo, con una división casi equitativa entre quienes lo manifiestan de día y quienes lo sufren de noche. En América del Sur, la prevalencia diurna trepa incluso al 30%, lo que alerta a especialistas sobre una tendencia en aumento que parece ir de la mano con los niveles de estrés contemporáneos.
Los odontólogos coinciden en que el estrés es el gran detonante. “Es la causa número uno”, remarcan, explicando que los músculos masticatorios responden de manera refleja ante tensiones emocionales prolongadas. No solo se sobrecargan, sino que con el tiempo pueden hipertrofiarse, cambiar la estética facial, generar dolores de cabeza crónicos, contracturas cervicales y hasta afectar el sueño. Un círculo vicioso donde la ansiedad alimenta el bruxismo y el bruxismo potencia la ansiedad.
Ante este cuadro, la primera barrera de contención que los dentistas suelen recomendar son las placas de descarga nocturna. Estas férulas, diseñadas a medida, evitan que los dientes entren en contacto directo durante la noche, protegiendo el esmalte y disminuyendo la sobrecarga muscular. Sin embargo, acceder a una de ellas no es sencillo para todos. En nuestro país, su costo ronda de los 100.000 hasta 300.000 pesos o más, un monto que muchas veces debe ser abonado de forma particular ya que, como advierten los especialistas, la mayoría de las obras sociales y prepagas no cubren este tipo de tratamientos, o lo hacen parcialmente, alegando que se trata de un dispositivo “preventivo” y no de una prótesis. Los odontólogos critican esta postura, señalando que ignorar el bruxismo es exponer al paciente a tratamientos mucho más costosos y complejos en el futuro, como coronas, implantes o rehabilitaciones completas.
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