Vehículos que redefinen el concepto de exclusividad

Con precios que superan los 3 y hasta los 28 millones de dólares, el Bugatti Tourbillon y el Rolls-Royce Boat Tail no son solo automóviles, sino obras maestras sobre ruedas que fusionan tecnología, artesanía y lujo sin concesiones. Te contamos qué funciones y detalles justifican semejantes cifras

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En la cima del mundo automotor, donde el rendimiento, la estética y la artesanía se funden sin restricciones presupuestarias, dos vehículos recientes se destacan como símbolos del lujo absoluto: el Bugatti Tourbillon y el Rolls-Royce Boat Tail. Lejos de ser simples medios de transporte, son declaraciones de poder, sofisticación y diseño extremo. Cada uno, a su modo, justifica precios que superan con creces el presupuesto de una mansión.

Presentado en junio de 2024, el Bugatti Tourbillon representa el comienzo de una nueva era para la marca francesa, ahora bajo el ala del grupo Rimac. Su nombre, tomado de la alta relojería, anticipa la obsesión por el detalle técnico. Bajo su capó se esconde una mecánica que sorprende incluso en el universo de los hiperdeportivos: un motor V16 atmosférico de 8,3 litros, desarrollado junto a Cosworth, acoplado a tres motores eléctricos, dando como resultado una potencia combinada de más de 1.800 caballos.

El Tourbillon alcanza los 100 km/h en menos de 2 segundos, pero más allá de su brutal velocidad, lo que lo distingue es su ingeniería estética. Su interior prescinde de pantallas digitales: en su lugar, presenta un sofisticado conjunto de instrumentos analógicos fabricados con titanio, zafiros y rubíes, diseñados por relojeros suizos. Todo el habitáculo está pensado como si fuera una pieza de alta relojería, con controles mecánicos visibles que rinden homenaje al arte clásico del movimiento. El precio estimado por unidad: 3,8 millones de dólares. Solo se fabricarán 250 ejemplares, todos bajo pedido.

Si el Tourbillon representa el extremo de la ingeniería futurista, el Rolls-Royce Boat Tail es la máxima expresión de la artesanía personalizada. Inspirado en los yates de los años 20 y 30, este modelo único (en realidad, existen solo tres unidades en el mundo) es el resultado de cuatro años de desarrollo junto a sus respectivos propietarios. La carrocería es completamente hecha a mano, con una silueta que recuerda a la popa de un barco y detalles que rayan lo cinematográfico.

El rasgo más emblemático del Boat Tail es su “hosting suite”: una compuerta trasera que se abre en forma de alas marinas para revelar un set de picnic con copas de cristal, cubiertos de plata, una cava climatizada para champagne y hasta una sombrilla desplegable con acabados en madera náutica. El interior puede incluir desde relojes suizos hechos a medida hasta paneles en nácar personalizados. El precio estimado: 28 millones de dólares, lo que lo convierte en el auto más caro jamás producido de forma legal para uso en calle.

 

No son vehículos creados para las masas, sino para unos pocos que buscan distinguirse

 

Ambos modelos tienen algo en común: no son vehículos creados para las masas, sino para los pocos que buscan distinguirse a través de piezas absolutamente únicas. Mientras el Tourbillon redefine los límites técnicos de la velocidad y la elegancia, el Boat Tail consagra el automóvil como objeto de arte, lujo y estilo de vida. En ambos casos, el precio deja de ser un costo: es parte del mensaje.

Bugatti Tourbillon, el sucesor del Bugatti Chiron / Web

 

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