Con menor inflación, la ganadería argentina ajusta su dinámica de precios

El valor de la carne y la hacienda empieza a alinearse con los patrones estacionales tras años de distorsiones.

En Argentina, la desaceleración de la inflación empieza a modificar el comportamiento del sector ganadero. Con una economía más estable, emergen con mayor nitidez las dinámicas tradicionales de oferta y demanda, que habían quedado desdibujadas por la volatilidad de precios de los últimos años.

 

Según el informe semanal del Rosgan, el precio de la carne vacuna al mostrador subió un 2,6% en mayo, frente a una inflación general del 1,5%, el nivel más bajo en cinco años. En lo que va de 2025, la carne acumula un incremento del 27,5%, el doble del IPC (13,5%). Sin embargo, estos aumentos se concentran en el primer semestre, en línea con el patrón estacional del mercado.

 

El comportamiento histórico muestra que los mayores incrementos ocurren entre marzo y mayo, cuando el precio suele estar entre 3% y 4% por encima del promedio anual. A partir de junio, los valores tienden a estabilizarse o incluso a bajar, como resultado de la estacionalidad propia de la oferta ganadera.

 

“Algo similar ocurre con el precio de la hacienda en pie, especialmente en el caso de la hacienda gorda liviana que se destina al consumo doméstico”, destaca el informe. Desde mediados de marzo, el novillito en el Mercado Agroganadero se mantiene en una franja de entre $3.000 y $3.100 por kilo, sin tendencia definida.

 

Si bien los precios actuales superan a la inflación acumulada, la rentabilidad comienza a achicarse. El encarecimiento de la reposición del ternero y el estancamiento del precio del gordo podrían deteriorar los márgenes en los próximos meses. Con menos distorsiones monetarias, el sector empieza a ajustarse a las reglas habituales del mercado.

Ganadería

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