Alerta máxima en la guerra entre Israel - Irán: más bombardeos, entre la espera de EEUU y Rusia

En los últimos dos días, el conflicto entre Irán e Israel se intensificó drásticamente. Israel lanzó una serie de ataques aéreos masivos durante la madrugada del 20 de junio, desplegando alrededor de 60 aviones de combate contra instalaciones militares y nucleares iraníes. El objetivo principal fue debilitar la capacidad de respuesta del régimen persa y afectar su infraestructura científica y militar.

Como represalia, Irán lanzó misiles y drones contra territorio israelí, alcanzando varias zonas civiles. Uno de los blancos más graves fue el hospital Soroka, en Beersheba, que resultó parcialmente destruido tras el impacto de un misil de largo alcance. Aunque el edificio había sido evacuado preventivamente, hubo cerca de 50 heridos y denuncias de filtraciones químicas en la zona. Este ataque desató fuertes reacciones internacionales y fue calificado por algunas organizaciones como crimen de guerra.

Desde el inicio de las hostilidades el viernes pasado, murieron al menos 240 personas en total, con un saldo de 220 fallecidos en Irán y otros 23 en Israel.

En medio del fuego cruzado, la vía diplomática intenta mantenerse abierta. Irán afirmó que no negociará mientras continúen los bombardeos israelíes. Aun así, potencias europeas impulsan una cumbre de emergencia en Ginebra, buscando frenar una escalada que podría arrastrar a más actores internacionales.

Estados Unidos, por su parte, evalúa una intervención directa contra Irán. Aunque el presidente Trump pospuso una decisión inmediata, señaló que el margen para evitar un ataque se reduce cada día. La situación es crítica y el desenlace dependerá en gran parte de la capacidad diplomática europea y de si Washington opta finalmente por involucrarse de forma activa en el conflicto.

Mientras tanto, la población civil de ambos países sufre las consecuencias. En Irán, hay cortes generalizados de Internet y evacuaciones masivas. En Israel, las sirenas antiaéreas no cesan y se mantiene un estado de alerta constante. La guerra ya dejó de ser una amenaza latente y se transformó en un enfrentamiento directo entre dos potencias regionales, con consecuencias imprevisibles.