Educación sin barreras: el reclamo de un estudiante en silla de ruedas

A Ulises Natanael Camuzzi no le permiten ejercer como técnico electrónico. La mamá implora ayuda legal

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A casi 300 kilómetros de La Plata y en diciembre del año pasado, Ulises Natanael Camuzzi -un chico que está en silla de ruedas desde que nació- se recibió en la Escuela de Educación Secundaria Técnica Nº 2 de Azul como técnico electrónico. Pero, tras una espera ansiosa, la semana pasada recibió el título secundario y también la frustración: el documento no le permite ejercer para lo que se preparó los últimos siete años.

Ulises padece ‘mielomeningocele’, un defecto congénito que le impidió caminar durante toda su vida y que hizo a la silla de ruedas, sus piernas. Eso generó diferentes complicaciones a lo largo de su escolaridad, como repetir dos años en la primaria o una asistencia interrumpida para poder realizar diferentes tratamientos.

Pero junto a su familia, superó los obstáculos con esfuerzo: “Él, mientras concurría a una doble escolaridad, asistía a diferentes tratamientos en el Hospital Garrahan. A su vez, durante el día, venía a casa a higienizarse y volvía a la escuela”, contó su madre Soledad Miranda y agregó: “Arrancaba las clases en febrero para no perder faltas e hizo todo como sus compañeros”. En paralelo al secundario en la técnica “Vicente Pereda”, Ulises asistió a la Escuela Especial N.º 505, también en Azul, donde contaba con una Maestra de Apoyo a la Inclusión y otro espacio para la integración.

Lo cierto es que esta condición es el motivo aparente por el que recibió la “certificación no habilitante para ejerccio profesional” por parte de la institución educativa cuya responsabilidad legal corresponde también a la Dirección General de Cultura y Educación. Más allá de que una fue golpe duro, la negativa escolar no sorprendió.

La historia del conflicto

“Todo comenzó en 2023. Primero fueron los profesores a él, después la directora e inspectores a mí. Me decían que el no tenía los ‘aspectos taxativos que tiene que tener un técnico’ y me recomendaban cambiarlo de escuela”, rememoró Soledad Miranda.

La madre entonces se dirigió a la Dirección Provincial de Educación Técnico Profesional, organismo que aseguró que Ulises iba a poder ejercer como profesional pero “con ciertas incumbencias, que va a quedar tipificado en el título”, expresó Miranda. Ante ello, la situación pareció atenuarse en la escuela y Ulises pudo continuar. A tal punto que realizó la pasantía y los trabajos finales en el 2024.

Pero, la semana pasada lo que fue preocupación se convirtió en un doloroso presente: “Cuando recibimos el título fue un golpe enorme. A mi hijo le volvieron a cortar las piernas; fue un corte emocional”, confesó la madre entre lágrimas.

Soledad Miranda volvió a insitir al organismo que nuclea escuelas técnicas quienes respondieron, vía mail, que Ulises había terminado los estudios secundarios “en el marco de una Propuesta Pedagógica de Inclusión que fue acordado con su mamá, en el que obra su firma al pie de la última página”, donde se “explicita la particularidad de la certificación”, que es “correcta y no puede modificarse”. El mail concluye: “De todos modos alentamos a que Natanael pueda desarrollarse en el ámbito laboral”. Ante ello, Soledad expresó: “Me dieron papeles sin explicarme y los firmé. Pero yo no acepté todo esto”.

Mientras la mamá busca incansablemente ayuda legal para que “se revea esta situación y pueda obtener el título”, Ulises realiza un tratamiento para adelgazar, hacer rehabilitación kinesiológica, una operación variática cuyo fin es mejorar la calidad de vida. “Estas disposiciones no hacen más que incapacitar aún más. ¿Mirá si Ulises el día de mañana logra construir algo que lo hace caminar?”, culminó la madre.

Desde la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense no hubo respuesta

 

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