La mitad de las familias no llega a fin de mes y un 23% compra dólares
Edición Impresa | 29 de Junio de 2025 | 05:16

En la Argentina de 2025, la clase media ya no es la que conocimos. O al menos, ya no puede vivir como tal. Y aunque sigue creyendo que el progreso es posible, que vale la pena estudiar, que hay que hacer las cosas bien, un estudio revela el desacople entre la realidad y lo aspiracional.
La inflación, la devaluación del salario, el aumento del costo de vida y la incertidumbre constante han hecho que sostener ese estilo de vida sea cada vez más difícil. Hoy, incluso quienes siguen accediendo a determinados consumos sienten que lo hacen con mucho esfuerzo y con la sensación de que todo pende de un hilo.
Después de un año de recesión, la inflación va camino a estabilizarse y la economía argentina comienza a crecer paulatinamente. Sin embargo, esta recuperación no todos la perciben de la misma forma y eso profundiza las desigualdades entre los distintos sectores.
Así lo analizó el relevamiento “La Argentina ‘pesificada’ versus la Argentina ‘dolarizada’” de Moiguer, que mostró cómo los patrones y comportamientos de consumo comienzan a ser diferenciados para los diferentes segmentos de la pirámide.
De acuerdo al relevamiento, así se divide la pirámide de ingresos promedio por hogar: clase baja es el 50% de la pirámide y se divide en dos extremos. Un 19% que cobra hasta $585.800 o U$S504 y un 31% que gana hasta $1.120.600 o U$S964.
Clase media: este sector alcanza a un 44% de personas y también se separa en dos grupos. Mientras que un 26% gana hasta $1.564.000 (U$S1.346); los ingresos de un 18% de hogares llega a $3.122.836, equivalentes a U$S2.687.
Clase alta: es el grupo minoritario, compuesto por un 6% de los hogares y son aquellos que tienen ingresos entre $9.105.000 y $20.500.000.
“Las realidades son distintas. Mientras los segmentos medio bajos y bajos, se muestran más restrictivos y con dificultades para afrontar gastos básicos del hogar, los segmentos medio altos y altos expanden sus consumos en dólares (atesoramiento, viajes, compras en el exterior)”, planteó el informe.
Como resultado de esta situación, los indicadores de ventas del consumo masivo permanecen estancados, mientras que bienes de consumo importado, bienes durables y el turismo emisivo se expanden fuertemente.
Según los datos de Moiguer, un 50% de las personas aseguró que no llega a fin de mes, un 30% resigna gastos para pagar servicios. En tanto, un 23% dijo que compra dólares y 11% afirmó hacer compras en el exterior.
De hecho, las estrategias para vender también se trabajan en ese sentido: para un segmento se impulsan los viajes y el consumo fuera del país.
Para el otro segmento, el mercado busca “anabolizar” con promociones y descuentos: “Con sueldos atrasados versus inflación, su consumo está sujeto a evolución de las tarifas de servicios determinando su ingresos disponible para el consumo”.
En ese sentido, completaron: “los ingresos aún se perciben retrasados, especialmente en los niveles socioeconómicos más bajos”.
Según el Indec, el índice de desigualdad mostró en el primer trimestre del año su dato más bajo para un mismo período desde 2022, lo cual refleja una mejora en la distribución del ingreso.
La brecha de las medianas entre el 10% de la población con mayores y menores ingresos fue de 15 veces, de acuerdo con el informe del organismo.
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