Bibliotecas populares: temen por cierres

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El presidente Javier Milei eliminó por medio de un decreto la autarquía de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), un organismo creado en 1870 por el entonces mandatario argentino Domingo Faustino Sarmiento, para “promover y fortalecer el desarrollo de las bibliotecas populares en Argentina”. La medida generó un profundo repudio en la Ciudad y en todo el país.

Mediante el decreto 345/2025, publicado la semana pasada en el Boletín Oficial, con el objetivo de introducir una serie de cambios en la cultura, el gobierno determinó que la Conabip dejara de funcionar como organismo autárquico y descentralizado y pasara a depender de la Secretaría de Cultura de la Nación.

Desde las Bibliotecas Populares de la Ciudad rechazaron la medida y expresaron “una profunda preocupación por la destrucción de la CONABIP”, reafirmando su compromiso “en defensa de todas las Bibliotecas Populares de Argentina”.

“Repudiamos toda medida de gobierno que vaya en detrimento de garantizar la cultura como derecho”, manifestaron desde la Biblioteca Popular Alejo Iglesias, en donde expresaron que la medida “elimina la Conabip creada por Sarmiento”.

A través de un comunicado al que titularon “La biblioteca de tu barrio puede desaparecer”, afirmaron: “No somos un gasto. Abrimos nuestras puertas y libros a diario. Trabajamos de manera voluntaria e incansable para que la cultura sea plural y cada día más democrática, propiciando el desarrollo local mediante eventos culturales, sociales, de conmemoración y reconstrucción de la historia reciente de nuestros barrios”.

Según se estima, alrededor de 1.500 bibliotecas populares del país están en riesgo de cerrar.

IDEA DE SARMIENTO

Creada en 1870 por iniciativa de Domingo Faustino Sarmiento, la Comisión, mediante la Ley Nº 419, sentó las bases para el desarrollo de las bibliotecas populares en Argentina. Inspirada en modelos como los Clubes de Lectores de Benjamin Franklin, esta iniciativa buscaba fomentar la lectura y la cultura en el país.

La primera biblioteca popular argentina surgió en San Juan en 1866, gracias a la visión de Sarmiento y al compromiso de la comunidad. Desde entonces, este movimiento ha sido pionero en América Latina y un pilar fundamental para el desarrollo cultural del país.

En la actualidad, las bibliotecas populares enfrentan nuevos desafíos, pero su misión sigue siendo la misma: promover la lectura, el acceso al conocimiento y la cultura a toda la sociedad.

 

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