Una secundaria con opción laboral, ¿la solución a la crisis educativa?
Edición Impresa | 28 de Julio de 2025 | 01:59

En octubre de 2015 se sancionó la Ley 27.204, la cual introdujo una serie de modificaciones a la Ley 24.521 de Educación Superior, vigente desde 1995. Entre otros cambios, el más controversial fue la imposición del ingreso irrestricto a la universidad y sin ningún examen de admisión.
“Todas las personas que aprueben la educación secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el nivel de educación superior. (…) Este ingreso debe ser complementado mediante los procesos de nivelación y orientación profesional y vocacional que cada institución de educación superior debe constituir, pero que en ningún caso debe tener un carácter selectivo excluyente o discriminatorio”, establece esa normativa que “desalienta cualquier instancia de evaluación que incentive un ingreso universitario con bases sólidas”, según advierte un artículo firmado por Edgardo Zablotsky, miembro de la Academia Nacional de Educación y rector de la Universidad del CEMA.
Muchos ingresantes, pocos graduados
En el mismo documento, Alieto Guadagni, también miembro de la Academia Nacional de Educación y director del Centro de Estudios de Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, hace hincapié en esta “paradoja” argentina “porque mientras más fácil se hace el ingreso, más difícil es egresar”.
En la misma sintonía, Zablotsky observa que hoy resulta “habitual” que los estudiantes ingresen a la universidad “con escasa preparación y sin esfuerzo alguno”, y lamenta: “El fracaso es previsible, nuestro país tiene proporcionalmente muchos más estudiantes universitarios que México, Colombia, Chile y Brasil, pero muchos menos graduados debido a la gran deserción”.
Valga como muestra un ejemplo local. Los resultados de las últimas pruebas Aprender en el Secundario dicen que más de la mitad de los alumnos que termina la escuela lo hace sin saber lo básico en Matemático. Muchos de esos jóvenes son los que luego se inscriben a una carrera como la de Medicina, donde hace 10 años se habilitó el ingreso irrestricto, al igual que en el resto de las facultades, solo que en este caso resulta más preocupante por tratarse de quienes se capacitan para cuidar nuestra salud futura. Y lo hacen en condiciones de masividad que, como ha documentado este diario, atentan contra la formación de excelencia. En estos diez años, la Facultad de 120 y 60 ha pasado de recibir un promedio de 300 ingresantes por año a más de 8.000, sin que la planta docente ni la graduación hayan crecido en igual proporción. En el año 2023, por ejemplo, la Facultad inscribió a 7.830 nuevos alumnos y solo se recibieron 631, según un informe estadístico de la UNLP que días atrás se publicó en este diario.
Evaluación y sistema dual
Frente a este fenómeno, tanto Guadagni como Zablotsky proponen incorporar una evaluación al final del secundario como preparación para el salto a la Universidad, cuya brecha con la escuela suele ser enorme. Además, mencionan la implementación del sistema de educación dual desarrollado en Alemania y adoptado por varios países europeos, que combina la formación teórica en instituciones educativas con una capacitación práctica intensiva en empresas.
El rector de la Universidad del CEMA subraya que todos los países europeos toman una prueba antes del ingreso a la Universidad. Pero también naciones tan disímiles como Japón, Corea, Cuba, Israel, Ecuador, Vietnam, Chile, Costa Rica, Colombia, México, Siria, China, Argelia, Brasil, entre muchos otros.
“Es una paradoja, mientras más fácil se hace el ingreso, más difícil es egresar. Tenemos muchos más estudiantes universitarios que México, Colombia, Chile y Brasil, pero muchos menos graduados”.
Alieto Guadagni Director del CEA (U. de Belgrano)
“¿De verdad creemos que el resto del mundo está equivocado y solo nosotros tenemos razón?”, se pregunta Zablotsky y remarca: “La realidad dice otra cosa: la deserción masiva lo demuestra con crudeza. Modificar la Ley 27.204 permitiría evitar que miles de jóvenes pierdan años de su vida en trayectorias que no concluirán, cuando podrían estar formándose para desempeñarse en oficios cada vez más demandados por nuestra sociedad. Pocas políticas resultan tan regresivas como condenar al fracaso a quienes solo necesitan una oportunidad concreta”.
Es entonces que plantea la necesidad de generar las condiciones para que quienes no planean continuar una carrera universitaria, o no están en condiciones de hacerlo, egresen de la escuela secundaria con una formación que les brinde oportunidades reales para insertarse en el mundo del trabajo.
Propone para ello la aplicación en la Argentina del sistema de educación dual desarrollado en Alemania (y adoptado por varios países europeos), que combina la formación teórica en instituciones educativas con una capacitación práctica intensiva en empresas. Algo que contrasta con la realidad del país, con alta deserción escolar, donde la vinculación entre la secundaria común y el mercado laboral es escasa y mientras miles de jóvenes, pese a haber terminado la secundaria, no estudian una carrera universitaria ni trabajan.
“La legislación actual desalienta cualquier instancia de evaluación que incentive un ingreso universitario con bases sólidas; el resultado son alumnos con escasa preparación y pocos egresados”.
Edgardo Zablotsky Rector de la U. del CEMA
En Alemania, a lo largo de los últimos años de la escuela media, los estudiantes que eligen la modalidad dual alternan entre el aula y el lugar de trabajo, donde aprenden oficios y habilidades técnicas directamente en el entorno productivo. Con el tiempo, el peso de la formación práctica aumenta, permitiendo que los jóvenes se familiaricen con los procesos, la cultura y las exigencias del mundo laboral real. Al egresar, muchos son contratados por las mismas empresas donde se formaron, ya que no sólo dominan los conocimientos específicos de su profesión, sino que también han adquirido experiencia concreta y competencias sociolaborales fundamentales para su inserción exitosa.
En Alemania existen alrededor de 350 profesiones con una duración de 2 a 3,5 años. Usualmente los estudiantes perciben durante este período un salario próximo a un tercio del que percibe un trabajador al inicio de su vida laboral. En tanto que las empresas participantes, alrededor del 80% de las cuales pertenecen al sector privado, cuentan con incentivos fiscales del gobierno federal y/o estatales. El sistema se encuentra reglamentado por la Ley de Formación Profesional y cuenta con el apoyo de los sindicatos. Esquemas similares se replican en Austria, Luxemburgo, Suiza, Noruega y Bélgica.
La vinculación entre la Secundaria común y el mercado laboral es escasa en la Argentina
Tan distante de la realidad alemana, Zablotsky recuerda un caso de agosto de 2021, cuando Toyota Argentina, pese a ofrecer salarios superiores al promedio del mercado, no logró cubrir 200 puestos operativos en su planta de Zárate-Campana. ¿El motivo? La dificultad para encontrar jóvenes con secundario completo en la región.
Como señala el pedagogo Mariano Narodowski, esto refleja una realidad estructural: en sectores vulnerables, completar la escuela secundaria sigue siendo una barrera crítica.
“La demanda laboral concreta estaba ahí, pero la formación mínima necesaria, no. Es una señal clara de que el sistema educativo no está generando el capital humano básico que el país necesita para desarrollarse. La verdadera inclusión no se logra negando las dificultades, sino ofreciendo caminos diversos y valiosos para que todos los jóvenes puedan construir su proyecto de vida”, reflexiona Zablotsky. En ese sentido, asegura que “apostar por la educación dual no implica renunciar a la universidad, sino reconocer que no todos los caminos deben pasar por ella” y enfatiza: “Reformar el sistema educativo para incorporar trayectos técnicos y laborales de calidad es, hoy, una necesidad impostergable. No hacerlo es condenar a cientos de miles de jóvenes al desencanto, a la frustración y, en muchos casos, a la marginalidad”.
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