La aviación se reinventa para afrontar turbulencias cada vez más fuertes
Edición Impresa | 30 de Julio de 2025 | 02:31

Las turbulencias en los vuelos están aumentando. En 2024, un avión de Singapore Airlines atravesó una zona tan violenta que varios pasajeros golpearon el techo y el caos se apoderó de la cabina. Poco después, en un vuelo de United Airlines sobre Filipinas, una azafata fue lanzada contra el techo y terminó con una fractura y una conmoción cerebral.
Estos casos no son aislados. Investigaciones recientes muestran que las turbulencias severas en aire claro —las más peligrosas porque son invisibles para radares y satélites— han aumentado un 55% desde 1979. Y los expertos advierten que podrían triplicarse para 2050, impulsadas por el cambio climático, que intensifica los movimientos caóticos de las corrientes de aire. Las rutas más afectadas incluyen el Atlántico Norte y Asia Oriental, dos de los corredores aéreos más transitados del mundo.
El impacto va más allá del miedo de los pasajeros. Las turbulencias provocan lesiones, daños en los aviones, desvíos de rutas y mayor consumo de combustible, lo que encarece los vuelos y eleva las emisiones contaminantes. Aunque rara vez son mortales, su frecuencia y severidad están obligando a la industria aérea a buscar soluciones urgentes.
Una de las respuestas viene de la ingeniería de las alas. La empresa austriaca Turbulence Solution desarrolló “flaplets”: pequeñas aletas instaladas en los bordes de las alas que reaccionan automáticamente a cambios de presión y estabilizan el avión. Funciona de forma parecida a cómo las aves ajustan sus plumas en pleno vuelo. Según sus pruebas, pueden reducir en un 80% el impacto de las turbulencias percibidas por los pasajeros. Por ahora solo se ha probado en aviones pequeños, pero la compañía confía en adaptarlo a aviones comerciales.
Otra apuesta es la inteligencia artificial. Un equipo de investigadores en Europa, liderado por el Instituto KTH de Estocolmo, usa IA para analizar patrones de flujo de aire y simular cómo controlarlos en tiempo real. En pruebas con alas simuladas, la IA logró contrarrestar perturbaciones usando chorros de aire dirigidos. Con el aprendizaje profundo, el sistema mejora por ensayo y error, afinando sus respuestas hasta lograr una estabilización precisa.
Estas innovaciones buscan cambiar el enfoque tradicional de “evitar o aguantar” turbulencias. En un futuro marcado por cielos más inestables, las aerolíneas necesitarán tecnología avanzada para ofrecer vuelos más seguros y cómodos, reducir costos y minimizar emisiones. Lo que está en juego no es sólo la experiencia de los pasajeros, sino también la sostenibilidad de la aviación en un mundo con un clima cada vez más extremo.
Los expertos coinciden en que el desafío no se resolverá de inmediato, pero los avances actuales muestran que combinar ciencia, ingeniería e inteligencia artificial será clave para enfrentar cielos más impredecibles sin renunciar a la seguridad ni a la confianza en volar.
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