Día del Panadero: un oficio noble, fecundo e indispensable
Edición Impresa | 31 de Julio de 2025 | 02:52

Los panaderos representan un oficio milenario que combina trabajo, dedicación y amor. Más que un alimento, el producto simboliza unión, esfuerzo colectivo y cultura transmitida entre generaciones. Cuatro panaderías de La Plata hablan con el Gourmet y comparten sus historias, revelan “productos estrella” y homenajes para esta fecha especial.
Entre hornos encendidos, masas leudando y el aroma inconfundible del pan recién hecho, el Día del Panadero permite poner en valor un oficio que no descansa y que atraviesa generaciones. Desde los barrios de La Plata, varias panaderías comparten su homenaje y sus historias.
Cosenza
122 Nº2201, esquina 77 IG: @panacosenza
Con más de 35 años de trayectoria, Cosenza es una panadería tradicional y familiar que resiste con orgullo en el corazón del barrio. Fernando, su referente, celebra el Día del Panadero recordando la esencia del oficio: “acá encontrás las clásicas facturas, cremonas, pebetes y bizcochos”, asegura. Sin embargo, entre esos sabores tradicionales, hay una joya que ya tiene nombre propio: la Sfogliatella.
“Orgullosamente digo que fuimos quienes dimos a conocer este producto en la ciudad de La Plata”, cuenta Fernando. Este hojaldre napolitano, crujiente y delicado, se convirtió en el sello distintivo de la panadería y se vende los fines de semana “hasta agotar stock”.
Horarios: todos los días de 8 a 13 y de 16:30 a 20:30.
El Mortero
64 Nº322 entre 1 y 2 IG: @panaderia.elmortero
Desde las puertas del barrio El Mondongo, El Mortero aprovecha esta fecha para saludar a todos los panaderos “con las manos llenas de harina y los pies bien firmes”, reconociendo la nobleza de un oficio silencioso pero esencial. “Cada madrugada se hornea mucho más que pan: se amasa historia, esfuerzo y amor colectivo”, describen los protagonistas. Este año, además, tienen motivos extra para celebrar. Su panadería es parte de “Maestros del Pan”, la serie del canal El Gourmet conducida por Juan Manuel Herrera, quien visitó el local para filmar un capítulo dedicado exclusivamente a su historia.
Como parte de los festejos, lanzan la Semana del Panadero: del martes 5 al viernes 8 de agosto, habrá un 10% de descuento en todos los productos abonados en efectivo.
San Martín
472 entre 19 y 20 / camino general belgrano y 505 IG: @sanmartin.panaderia
La historia de esta panadería se remonta a la infancia de Mario Garaventta, quien a los 12 años comenzó como ayudante de panadero en Ranelagh, durmiendo entre bolsas de harina. Años más tarde, junto a Marta Tellone, su compañera de vida, fue construyendo una cadena de emprendimientos panaderos que culminó, en 1982, con la compra de Panadería San Martín, ubicada en un tranquilo enclave citibelense.
La guerra de Malvinas estaba comenzando, y la calle recién asfaltada, atraía nuevos vecinos. Fue el punto de partida de un proyecto que unió el trabajo incansable de Mario con la calidez en la atención de Marta. Hoy, sus descendientes continúan el legado con orgullo.
Durante décadas, la panadería se transformó en un verdadero punto de encuentro para la comunidad, no solo por sus productos -que mejoraron generación tras generación-, sino por el trato cercano y personalizado con cada cliente. Mario fue incorporando nuevas recetas, mientras que Marta, desde el mostrador, construía lazos con cada vecino.
Una de las innovaciones que introdujeron en su momento fue la venta de tartas y empanadas caseras, una novedad para la época. También ganaron renombre por sus lemon pies y rogeles, dos clásicos que todavía hoy se elaboran con la misma receta original.
Otros de los productos que cuentan con el pulgar arriba vecinal son las fugazas de manteca -ideales para carnes tiernas y comidas al horno-, y las medialunas 100% manteca, perfectas para acompañar desayunos o meriendas.
Peluso
ruta 11 y 97 IG: @peluso_panaderia
En síntesis, el día del Panadero no es apenas una fecha en el calendario: es una oportunidad para apreciar el trabajo invisible que comienza mientras la ciudad duerme. Emprendimientos como Cosenza, El Mortero, Peluso y San Martín nos recuerdan que cada pan tiene una historia, y que detrás de cada bollo hubo alguien que eligió levantarse temprano para hacerlo con todo su “savoir-faire”. Alimento, moneda franca cultural, raíz; en cada horno encendido, cada madrugón y cada bandeja recién salida, se mantiene viva una tradición que une a las personas, desde hace siglos.
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