El IPC y el costo de vida: mediciones “viejas” que no reflejan la realidad
Edición Impresa | 24 de Agosto de 2025 | 06:55

Instituto de Economía Aplicada
Universidad del Este (UDE)
Las recientes renuncias en el Instituto de Estadísticas y Censos de la Argentina han reavivado la discusión respecto a la metodología del INDEC para medir la inflación, cuyo principal cuestionamiento es la utilización de ponderadores de la Encuesta de Gastos de los Hogares (ENGHO) realizada en 2004/2005, cuando se encuentran disponibles hace varios años nuevos ponderadores correspondientes a la ENGHO 2017/2018, dentro de los cuales resulta mayor el peso de los servicios, rubro que ha aumentado sistemáticamente por encima de los bienes durante el Gobierno actual, dada su política de ancla cambiaria.
Recientemente trascendió la renuncia de Guillermo Manzano, Director de Estadísticas sobre Condiciones de Vida del INDEC, reavivando las discusiones sobre la necesidad de actualizar la medición del IPC y de la pobreza bajo los ponderadores de la ENGHO 2017/2018.
La ENGHO 2004/2005, utilizada como base para los ponderadores del IPC desde diciembre de 2016, refleja los hábitos de consumo de hace dos décadas, cuando los patrones de gasto eran notablemente distintos. Por ejemplo, en 2004, el gasto en telefonía fija superaba al de telefonía móvil, y servicios como internet o plataformas digitales tenían una relevancia mínima. Con el tiempo, el INDEC ha aplicado ajustes “ad-hoc” para actualizar los ponderadores según la evolución de los precios relativos. Sin embargo, estos ajustes (por precio y no por cantidad) no son suficientes para reflejar plenamente los cambios estructurales en el consumo, como el aumento en el gasto en servicios (energía, comunicaciones, transporte) y la disminución relativa en bienes como alimentos y vestimenta.
La ENGHO 2017-2018, que captura hábitos de consumo más recientes, muestra un mayor peso de los servicios y una menor incidencia de los bienes en comparación con 2004. Esta discrepancia explica en parte por qué una parte de la población no percibe la mejora en el poder adquisitivo que mostraban las estadísticas desde mediados del 2024. En esta sintonía, ha habido anuncios por parte del Gobierno sobre cambios en la metodología del IPC (confirmado por Guillermo Francos, Jefe de Gabinete), sin embargo, no se ha confirmado la fecha a partir de la cual regirán estos cambios.
Al aplicar los nuevos ponderadores, el rubro alimentos y bebidas se reduce del 25,7% al 22,6%. Otros rubros que disminuyen su participación son bebidas alcohólicas, prendas de vestir, equipamiento del hogar, salud, recreación, restaurantes y hoteles y bienes y servicios varios (donde se incluye higiene y otros). Por otra parte, vivienda, electricidad, gas y otros combustibles aumenta del 10,6% al 14,5%, transporte lo hace del 11,6% al 14,2%, comunicaciones del 4,0% al 5,2% y educación del 2,3% al 3,1%.
Al reponderar las variaciones del IPC de 2024, se verifica un crecimiento mayor del índice en todos los meses del año, dando como resultado una inflación anual del 134%, es decir, 16 puntos porcentuales por encima del 117,8% informado por el INDEC.
Al aplicar la misma metodología para 2025, el resultado es el mismo, salvo en el mes de abril, donde la devaluación por la salida del cepo tuvo mayor impacto en bienes que en servicios. La variación interanual en julio 2025 resulta del 38,5% (1,9% por encima del INDEC) y la variación acumulada del año resulta 17,7% (0,4% por encima del INDEC). Si consideramos la inflación acumulada desde diciembre del 2023, la misma asciende a 175,3%, es decir 20 puntos porcentuales por encima de lo informado por el Gobierno, lo cual podría explicar la “sensación” de pérdida de poder adquisitivo real.
Utilizando la inflación informada por el INDEC, la evolución de los salarios mostró un fuerte deterioro en el período diciembre 2023 a abril 2024, con posterior recuperación hasta enero 2025, aunque desde entonces se han estancado. Los privados registrados se encuentran en junio 2025 un 0,6% debajo del nivel de noviembre 2023. Los trabajadores públicos han sido los más castigados, dada la política de ajuste fiscal, encontrándose según datos oficiales un 14,3% por debajo de noviembre 2023. En el caso de trabajadores no registrados (cuya serie tiene 6 meses más de retardo) se encontraban en diciembre 2024 un 6,5% por encima del nivel previo al inicio de este Gobierno.
Sin embargo, al deflactar los salarios por la medición del IPC reponderado, la situación cambia notablemente. Los trabajadores registrados en vez de empatar a la inflación se encuentran actualmente un 6,8% debajo del nivel previo a la llegada de Milei, lo que explica la sensación de “no llegar a fin de mes”. En el caso de los trabajadores públicos es más grave, la pérdida alcanza el 19,6%. Finalmente, trabajadores no registrados se encontraban en diciembre del 2024 un 0,1% por encima de noviembre 2023.
En conclusión, el cambio en la metodología de medición de la inflación tendrá un considerable impacto en la evaluación del actual Gobierno en lo respectivo al poder adquisitivo, reflejando de forma un poco más fidedigna la percepción social sobre deterioro del poder adquisitivo del último año y medio.
La inflación acumulada desde diciembre de 2023 asciende a 175,3%, arriba de la oficial
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