“La identidad” (1996), de Milan Kundera
Edición Impresa | 31 de Agosto de 2025 | 04:39

Milan Kundera vuelve a internarse en uno de sus territorios predilectos: la fragilidad de los vínculos humanos y la delgada línea que separa el amor de la ilusión. La novela sigue a Chantal y Jean-Marc, una pareja que vive en París y que parece habitar un amor sólido, casi indivisible. Sin embargo, ese amor, como toda construcción íntima, se ve atravesado por la duda y por un temor universal: perder de vista al ser amado, dejar de reconocerlo en sus gestos más mínimos. El punto de quiebre surge cuando Chantal, marcada por las cicatrices de su vida —la muerte de un hijo pequeño, un divorcio, la madurez que ya no convoca miradas en la calle—, confiesa a Jean-Marc su inquietud por sentirse invisible. Él, intentando rescatarla de esa inseguridad, idea un artificio: comienza a enviarle cartas anónimas, firmadas por un supuesto admirador secreto que la espía, la observa y la desea. En un primer momento, el plan parece funcionar: Chantal se ilumina, se siente viva, deseada, rejuvenecida. Pero el juego pronto se convierte en un laberinto donde la verdad y la mentira se confunden, y donde la ilusión inventada empieza a tener más peso que la realidad compartida. Kundera despliega aquí, con su estilo inconfundible, un relato breve y filoso sobre la identidad en pareja. Así, desnuda la paradoja del amor.
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