La derrota electoral y la ausencia de sectores ganadores

Las cifras que utiliza el Gobierno nacional para evaluar sus propios resultados económicos son engañosas o exageradas

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Instituto de economía aplicada

Universidad del Este (UDE)

El domingo pasado se celebraron las elecciones provinciales en el principal distrito del país, la Provincia de Buenos Aires con un resultado que sorprendió al oficialismo, a la oposición y al mercado por igual. Fuerza Patria, la lista de unidad del peronismo, triunfó con un contundente 46,95% de los votos, contra el 33,86% de la alianza entre la Libertad Avanza y el PRO. El impacto en los mercados no se hizo esperar, y a pesar del descontento expresado en las urnas, el Gobierno ratificó que continuará con su política económica.

Lo primero que cabe preguntarse es cuáles son las razones detrás de la derrota de un Gobierno que dice haber sacado a 12 millones de personas de la pobreza y reducido la inflación mensual del 25% al 2%. Hay razones que exceden lo económico, entre las cuales podemos enumerar los recientes escándalos de corrupción, el enfrentamiento del Gobierno con diversos aliados como el campo y el sector bancario, la confrontación permanente y violenta, el veto a las leyes de Discapacidad y aumento jubilatorio y en algún municipio un mayor peso del factor local en la elección. Sin embargo, en esta nota nos interesa centrarnos en las razones “del bolsillo”.

Para comenzar, las cifras que utiliza el Gobierno para evaluar sus propios resultados son engañosas o exageradas. Por un lado, la última medición oficial de la pobreza arroja un valor de 38,1% para el segundo semestre del 2024, probablemente una cifra similar a la actual dado el estancamiento económico del presente año. Este valor es menor a los números del primer semestre del Gobierno de Milei y del último año del Gobierno de Alberto, pero resulta superior a los años 2021 y 2022, así como también a finales del Gobierno de Macri, cuando ya la sociedad mostraba gran descontento. Es decir, se encuentra muy lejos de un valor socialmente “tolerable”. El Gobierno de Cambiemos, por ejemplo, logró ganar las elecciones de 2017 con un nivel de pobreza del 25,7%.

Por otro lado, hemos mencionado en notas anteriores que los números del IPC no reflejan completamente los patrones de consumo actuales, ocultando un deterioro del poder adquisitivo del -6% para todas las categorías de ingresos.

Estos factores, además, son más fuertes en la Provincia de Buenos Aires, debido al peso que tienen los sectores económicos más castigados por la actual política económica. Luego de la importante caída del PIB producto del ajuste que se dio en el primer semestre del 2024, Argentina experimentó una recuperación heterogénea: hubo sectores “ganadores” y sectores “perdedores”. Si esto lo analizamos territorialmente, encontramos un gran clúster de sectores perdedores en la provincia de Buenos Aires, en particular, en el Gran Buenos Aires, junto con ausencia de sectores ganadores:

Al comparar el Estimador Mensual de Actividad Económica de Junio 2025 con el mismo valor del 2023, encontramos que la industria, principal sector de la provincia, cayó un -13,4%. El comercio, segundo sector de mayor peso, se desplomó un -9,4%. Por otro lado, la construcción, que tiene especial relevancia en el AMBA, se redujo un -15,6%. Estas cifras explican cabalmente por qué muchos electores no se encuentran conformes con el modelo económico.

Dentro de los sectores ganadores, vemos al sector agropecuario, que resulta relevante en el interior provincial. Sin embargo, en parte este aumento de producción se debe a la baja base de comparación (recordar la sequía del 2023) y en parte se ve compensado por peores precios: Los precios internacionales cayeron y el tipo de cambio se apreció notable. Esto apenas fue compensado en 2025 con una baja muy moderada de las retenciones. Por esta razón, el sector agropecuario tampoco se posiciona como un ganador del modelo actual.

Ahora, la cuestión es qué sucede hacia adelante. El Gobierno había construido expectativas en torno a un buen resultado, que habría sido posicionarse en torno a un empate en provincia de Buenos Aires (asumiendo que en el resto del país tendría un mejor desempeño). Al sorprender con un resultado sumamente adverso, rápidamente los bonos en dólares cayeron en torno a un -10%, el MERVAL se desplomó un -17% y las tasas subieron por encima del 5% mensual. El dólar, que había cerrado muy intervenido la semana pasada en torno a los $1.360 se aproximó peligrosamente a la banda cambiaria superior, situada actualmente en $1.470. Con el correr de los días el tipo de cambio se fue ordenando en la zona de $1.410 a $1.430 y los activos financieros recuperaron algo de la caída, pero las dudas a futuro persisten:

Actualmente Argentina cuenta con un Riesgo País de 1.100 puntos, y difícilmente pueda volver durante este año o el próximo a los mercados internacionales, dado que, si los inversores esperaban una señal de apoyo a la actual política económica, recibieron exactamente lo opuesto. De esta forma, Argentina deberá enfrentar con recursos propios vencimientos de deuda que ascienden a 3.000 millones hasta fin de año y 17.600 millones durante 2026, sin contar los pagos de BOPREAL que suman por su cuenta 2.300 millones adicionales.

En síntesis, haber apostado a “todo o nada” al resultado electoral, montado sobre estadísticas falseadas o exageradas, ha demostrado ser una estrategia que maximizó los costos de lo que podría haber sido una simple elección de legisladores provinciales. Por el estado actual de las cosas, parece difícil pensar que puedan sostenerse los compromisos de deuda del próximo año y a la vez mantener el esquema actual de bandas.

 

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