Impuestos y juicios laborales ponen contra las cuerdas a la industria local
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2025 | 02:46

Esteban Pérez Fernández
eperezfernandez@eldia.com
La industria del Gran La Plata tiene una rica historia y una heterogeneidad muy grande en cuanto a sectores que abarca. Hay más de 500 fábricas en la Región en las que se procesan desde petróleo hasta alimentos. Hoy, como tantas veces en nuestro país, los empresarios enfrentan un contexto macroeconómico signado por variables que impactan en el trabajo del día a día y en la planificación: financiamiento caro y escaso, leyes laborales rígidas, consumo deprimido, alta presión tributaria y cierta inestabilidad política post elecciones, todas variables que le meten más incertidumbre a un panorama complejo.
En la Encuesta de Expectativas de Empleo, correspondiente al cuarto y último trimestre del 2025, efectuada por ManpowerGroup, más de 700 empleadores argentinos concluyeron que el año termina con bajas expectativas de contratación.
La Encuesta de Expectativa de Empleo reveló la existencia de una Expectativa Neta de Empleo (ENE) para este período es de +5%, igual que en el anterior. Empresarios encuestados se muestran pesimistas con el empleo, pero algunos están tomando gente. Los resultados revelan que el 27% de los empleadores encuestados planea aumentar sus dotaciones de personal, el 24% disminuirlas, el 45% no espera realizar cambios y el 4% restante no sabe si los realizará.
El sector de Tecnología de la Información lidera las intenciones de contratación, con una ENE de +18%, seguido por Finanzas y Real Estate, con una ENE de +13%. La región del país que revela la expectativa de contratación más fuerte es Cuyo, con una ENE de +18%, mientras que el AMBA arroja las intenciones más débiles, con una ENE de +3%.
Pero centrándonos en lo local, los empresarios platenses hablaron con este diario y dejaron en claro qué les preocupa de la actualidad económica y cómo está el sector ante esta realidad que plantean el mercado productivo y laboral del Gran La Plata.
Alejandro Campodónico, presidente de Molino Campodónico, representa la voz de una de las empresas más emblemáticas de la ciudad, fundada en 1888 y con un recorrido casi tan extenso como la propia historia de La Plata. Desde esa experiencia, afirma que la industria argentina no logra desplegar todo su potencial por la falta de estabilidad macroeconómica, una condición que define como indispensable pero no suficiente. “Con estabilidad sola no alcanza, pero sin estabilidad no se puede construir nada”, subraya.
Diagnóstico
En su diagnóstico, el panorama actual está marcado por un sistema impositivo “irrazonable”, que castiga la competitividad de las compañías locales frente a sus pares internacionales. Campodónico plantea que el esquema tributario debe ser “más lógico” y abarcar de manera equilibrada a los niveles nacional, provincial y municipal. “Las empresas competimos en un mercado global y necesitamos condiciones adecuadas. Hoy la carga tributaria es un factor que nos pone en desventaja”, sostiene.
A esto se suma la dificultad para financiar inversiones o capital de trabajo. El costo del financiamiento resulta, en sus palabras, “inaccesible” para las pymes, lo que limita su desarrollo. La falta de dinamismo económico, reflejada en un consumo deprimido, obliga en muchos casos a vender por debajo del costo, un esquema que resulta inviable para la espalda financiera de las pequeñas y medianas empresas.
Otro punto central de su análisis es el marco laboral. Campodónico critica la vigencia de regulaciones antiguas que, en lugar de acompañar, traban la adaptación de las compañías. El caso “Barrios”, menciona, ejemplifica cómo ciertas jurisprudencias generan costos laborales “exorbitantes y casi confiscatorios” para las firmas, sobre todo en caso de litigio. Si bien en el rubro molinero no hay competencia directa de importaciones, la llegada de productos terminados como fideos o panes elaborados en Brasil impacta de forma indirecta, al resentir el consumo de la primera cadena industrial.
El industrial agrega que el sector atraviesa una sobredimensión con gran capacidad ociosa, lo que reduce aún más los márgenes de rentabilidad. Sin embargo, pese a este contexto, resalta la resiliencia del empresariado argentino. “Siempre encontramos la manera de mantenernos competitivos, de buscar nichos, de pensar en exportaciones o en proyectos que nos permitan sostenernos”, afirma.
En la misma línea, Claudio Moretto, director comercial de Cerámica Fanelli y socio fundador de Grupo Moretto, coincide en que la coyuntura económica y el marco legal condicionan el futuro de la industria regional.
Es crítico del sistema legal argentino y, en particular, de lo que define como la “industria del juicio”. “A todos los que damos trabajo nos afecta. Muchas veces, no importa cuánto esfuerzo hagamos por cumplir, siempre terminamos expuestos a juicios que generan costos millonarios. El sistema judicial castiga al que hace las cosas bien y premia al que no. Eso desalienta la contratación”, señala.
El empresario considera que este esquema provoca un “costo empresario” que se vuelve determinante en la ecuación. “Cada vez que pensamos en tomar personal nuevo, la duda pasa por qué puede ocurrir si después aparece un litigio. Así no hay forma de generar empleo de calidad. Hace falta una reforma laboral que brinde más equilibrio”, enfatiza.
Con una trayectoria atravesada por múltiples crisis, recuerda que su compañía estuvo varias veces al borde de la desaparición. “Vivimos inflación, hiperinflación, corralito, corralón y cada sacudida internacional que golpeó a la economía argentina. En una época pasamos de 140 trabajadores y 8.000 toneladas de producción mensual a estar en una situación muy complicada que recién logramos revertir en 2006”, relata.
La recuperación llegó con una estrategia de asociación con otra planta, lo que les permitió multiplicar la capacidad productiva y volver a crecer. Hoy cuentan con casi 200 trabajadores y 72.000 toneladas de producción anual, un salto que ilustra cómo la reinvención se convirtió en una herramienta obligada para sobrevivir. “En este país uno aprende a ser optimista a la fuerza, a creer que los malos momentos van a pasar y que siempre puede aparecer una nueva etapa de crecimiento”, afirma.
Tanto Campodónico como Moretto coinciden en que la Región tiene condiciones estructurales que podrían convertirla en un polo productivo más competitivo: cercanía con el puerto, tradición universitaria y científica, recursos humanos calificados y una ubicación estratégica en relación con el AMBA. Sin embargo, todos esos atributos quedan opacados por un contexto que asfixia a las pymes.
El balance que trazan deja en claro que la industria del Gran La Plata no perdió su potencial, pero sí enfrenta un presente cargado de obstáculos. Presión impositiva, litigiosidad laboral, costos financieros y falta de estabilidad macroeconómica aparecen como factores comunes en el discurso empresario. Aun así, la persistencia, la creatividad y la capacidad de adaptación de los industriales locales mantienen viva la expectativa de que, con reglas claras y previsibilidad, el sector pueda volver a ser motor de empleo y desarrollo en la Región.
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