Extraño a mi marido muerto
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2025 | 04:36

Por MARÍA
Gorina
Hace tres años que mi marido falleció y todavía lo extraño como el primer día. Me despierto y miro su lado de la cama, que ahora está siempre vacío. Cuando pongo la pava, pienso en cómo le gustaba el mate bien amargo. Cuando veo una película que sé que lo habría hecho reír, lo imagino sentado en el sillón, haciendo sus comentarios de siempre. Incluso cuando paso por su taller, todavía espero escucharlo tararear alguna canción mientras trabaja. La gente me dice que el tiempo cura, pero yo siento que el tiempo enseña a convivir con la ausencia, que no es lo mismo.
La ausencia es un hueco que no se llena con nada: ni con distracciones, ni con viajes, ni con nuevas rutinas. Uno aprende a caminar con ese vacío al lado.
Extraño a mi marido muerto porque fue mi compañero, mi amor y mi amigo. Y porque el amor no se termina con la muerte: cambia de forma, se vuelve memoria, se vuelve silencio, pero sigue estando.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE