El campo bonaerense: pérdidas irreversibles y millones de hectáreas afectadas por el agua

Los reclamos de los productores de varios distritos para sostenerse y recuperarse frente a esta situación de crisis

Edición Impresa

Sergio Pomares

spomares@eldia.com

Agosto fue un mes pasado por agua y más de lo pensado para el agro argentino, mientras que ahora persiste la incertidumbre. Las lluvias torrenciales que azotaron la región núcleo -que comprende el norte bonaerense, el sudeste de Córdoba y el sur de Santa Fe- desbordaron los historiales de precipitaciones, saturaron millones de hectáreas y dejaron al descubierto las profundas debilidades en infraestructura hídrica y manejo del agua, con una impronta especialmente pesada sobre el campo provincial.

Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario reveló que el 83 por ciento de estas hectáreas -unas 8,3 millones de las 10 millones que la componen- registran suelos saturados de agua, “en el primer metro y en profundidad”. Este nivel de humedad no tiene precedentes en registros recientes: la media histórica de lluvias para agosto en la zona núcleo ronda los 30 milímetros, mientras que el promedio de precipitación en agosto de 2025 fue de 193 mm, superando holgadamente cualquier expectativa climática. Algunas localidades como María Teresa acumularon 344 mm, Chovet 290 mm, Godeken 288 mm y Pergamino 286 mm.

En localidades como Monte Maíz, donde se registró precipitaciones que no se veían en 90 años, técnicos calificaron el fenómeno como un “cisne negro”: algo altamente improbable, pero con consecuencias colosales. La campaña de fina -trigo, cebada- ya plantada sufre el riesgo latente de no poder ingresar a los lotes para fumigaciones, controlar enfermedades y realizar tareas esenciales si el agua no cede a tiempo. Se teme que una parte del área destinada al maíz de siembra temprana deba reprogramarse hacia fechas tardías, o incluso reemplazarse por soja.

Nunca visto en más de 6 décadas

Fue récord. Las lluvias más fuertes en 60 años -aseguran- complicaron gravemente al agro. Se sobrepusieron anomalías positivas de lluvia, una sobre otra, superando la capacidad de manejo del agua- particularmente en zonas como la “pampa deprimida bonaerense”, que no cuenta con drenaje suficiente y queda anegada. El daño fue “muy importante” para la provincia de Buenos Aires, ya golpeada desde julio. Quedan lotes sin cosechar de maíz y soja, la fina implantada corre peligro, y la ganadería sufre por el estado de sus pasturas.

Con las precipitaciones acumuladas en los últimos 60 días, el área afectada se fue ampliando de manera alarmante: hoy se estiman casi 1,5 millones de hectáreas comprometidas en el centro de la Provincia y, si se contempla la totalidad de la cuenca del río Salado, el número supera los dos millones de hectáreas con graves problemas de anegamiento o inundación. A eso hay que sumar aquella superficie que, si bien no está inundada o anegada, tampoco puede ser trabajada por falta de piso para la maquinaria o imposibilidad de acceso, por lo que la superficie afectada y que corre riesgos para la producción supera los tres millones de hectáreas.

El evento del 19 de agosto, producto de una ciclogénesis, trajo en ciertas regiones más de 100 mm en un solo día (por ejemplo, Cruz Alta con 86 mm, Benito Juárez, Tres Arroyos y Tandil entre 25–35 mm). En la región pampeana, esos acumulados superaron los promedios mensuales en menos de 24 horas. La consecuencia: anegamientos en caminos rurales e imposibilidad de acceder a lotes y silos, lo que provocó demoras en cosechas y siembras, especialmente de maíz y soja en localidades del norte bonaerense.

9 de Julio (162 mil hectáreas), Lincoln (150 mil ha), Bolívar y 25 de Mayo (140 mil ha) son las localidades con superficies más afectadas en el centro de Buenos Aires (entre inundaciones y zonas anegadas). Las pérdidas, entre las millones de hectáreas, ascenderían a unos 11.800 millones de pesos.

Efectos en la producción

En distritos como Bolívar, Carlos Casares, 9 de Julio la acumulación pluvial de los últimos 12 meses alcanzó los 1.500 mm, frente a los 950 mm habituales, lo que derivó en una crisis hídrica. Miles de hectáreas hoy permanecen bajo agua y sin producir. “Quedan miles de hectáreas bajo el agua, sin producir, sin pagar impuestos”, afirmó Leandro Lanzinetti, productor agropecuario. La cosecha gruesa cortada y no cosechada ya representa pérdidas irreversibles: “Todavía hay montones de lotes sin cosechar de maíz y de soja”, agregó.

En los lotes de girasol, el agua llegó a cubrir los capítulos hasta “un metro ochenta”, y para el trigo -planteado para la campaña fina- “básicamente no se pudo sembrar”. Sdvirtió además: “No podemos sembrar en ningún lado. Eso se va a postergar para octubre o noviembre, pero ya mal encarado desde el vamos”.

La ganadería también está comprometida: “Hay muerte de terneros, no se puede llegar a los campos, no se le puede dar de comer a la hacienda. Imagínense un tambo: hay que sacar la leche todos los días y meter un camión de comida todos los días, imposible”.

En Bolívar, se estima que el 60% de las 500.000 hectáreas del partido quedó bajo agua; en Carlos Casares, “prácticamente todo el partido está afectado”, con caminos rurales cortados y red vial deteriorada. Aunque productores realizaron tareas de acondicionamiento por sus propios medios, las lluvias recientes destruyeron sus esfuerzos: “No ha habido una obra en cuarenta años”, denunciaron.

Reclaman obras hídricas postergadas y que exista una ejecución efectiva de fondos que existen, pero aún no se han destinado a obras en el campo bonaerense. El Fondo Hídrico Nacional, por ejemplo, acumula recursos sin utilizar: a julio tenía casi $155 mil millones en plazos fijos y Lecaps, de los cuales apenas se habían ejecutado $14.090 millones en el primer semestre.

Desde CARBAP (Confederaciones de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Plata), exigieron concreción de las obras hídricas pendientes, largamente postergadas y cada vez más urgentes; aplicación inmediata de los instrumentos previstos en la Ley de Emergencia Agropecuaria, como la prórroga de impuestos provinciales, municipales y nacionales; y líneas de financiamiento específicas, a través del Banco Nación y el Banco Provincia, que permitan a los productores sostenerse y recuperarse frente a esta situación.

 

 

campo

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE