VIDEO. Entraron de madrugada y a los golpes para saquear

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Meridiano V volvió a convertirse en las últimas horas en epicentro de un hecho de inseguridad. Según pudo averiguar este diario, pasadas las 23.30, cuatro sujeto treparon por los techos de una vivienda en la calle 70, entre 23 y 24.

Una vez que lograron atravesar este primer escollo, los desconocidos avanzaron por un pasillo de forma sigilosa, levantaron la persiana y entraron armados a la vivienda.

Sin preámbulos, posiblemente para demostrar que tenían dominada la situación, al dueño de casa lo despertaron a golpes. El hombre no tuvo oportunidad de defenderse. De estar dormido pasó a recibir golpes en la cabeza y en los brazos.

La esposa también sufrió en carne propia el desdén de estos hampones. No hubo discusión, no hubo negociación: la violencia fue total y contundente. El objetivo no parecía solo robar; parecía imponer terror.

Una vez que sintieron que habían tomado el control de la morada, se dispusieron a registrar cada rincón acumulando cada objeto de valor que encontraban.

Se llevaron dinero en efectivo, dólares, joyas, televisores, una aspiradora, una pava eléctrica. Todo lo que pudieran cargar, sin demora. Pero todo eso no fue suficiente: también se apoderaron del auto de sus víctimas.

En la huida usaron dos vehículos. Uno, el auto de la familia asaltada y el rodado en el que llegaron y en el que se cree que se encontraba el jefe de la banda. Es que, en todo momento los ladrones se comunicaron vía handy con un sujeto que estaba afuera haciendo las veces de campana e impartiendo órdenes. Se trata de una clara evidencia de planificación.

Una vez que los sujetos huyeron, la familia se comunicó al 911 y si bien se montó un operativo cerrojo para intentar recuperar el rodado, el procedimiento no arrojó resultado positivo.. No se registraron detenidos hasta el cierre del artículo. Las autoridades investigan la hipótesis de que se trató de un grupo organizado.

Mientras tanto, la familia, aún presa del terror, intentaba recuperarse de la golpiza que recibió. “No quisieron asistencia médica”, indicó una fuente consultada. Esa violencia que entró por los techos y salió en autos desconocidos deja algo más que pérdidas materiales y hematomas: deja miedo, desconfianza, una sensación de que lo cotidiano puede resquebrajarse en cualquier momento.

 

madrugada

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