Claudia Cardinale: la tunecina que inspiró a los grandes directores de los 60
Edición Impresa | 24 de Septiembre de 2025 | 04:34

La actriz francoitaliana Claudia Cardinale, referente del cine de los años 60, y musa de directores como Luchino Visconti, Federico Fellini, Richard Brooks, Henri Verneuil y Sergio Leone, falleció ayer “a los 87 años junto a sus hijos” en Nemours, cerca de París, donde vivía.
Actriz sin haberlo deseado realmente, Claudia Cardinale fue uno de los rostros más cautivadores del cine en los años 60 y 70, una de los intérpretes preferidos de genios como Visconti o Fellini.
Italiana y nacionalizada francesa, pero nacida en La Goulette, cerca de Túnez, el 15 de abril de 1938 de una francesa y un siciliano, Claude Joséphine Rose hablaba francés, árabe y siciliano cuando comenzó a trabajar en el cine italiano.
A los 17 años un concurso de belleza que ganó sin siquiera ser candidata puso su vida patas arriba: “La italiana más bella de Túnez” ganó un viaje al Festival de Cine de Venecia, donde causó sensación entre los directores.
“Yo no quería dedicarme al cine. Era mi hermana la que quería. Pero insistieron tanto (...) que mi padre pasó”, confesó en France Inter.
Embarazada tras una violación a los 19 años, abandonó sus sueños de ser maestra y exploradora y se lanzó al cine, con prisa por ganarse la vida y ser independiente.
MADRE A ESCONDIDAS
A los 20 años “me convertí en la heroína de un cuento de hadas, el símbolo de un país cuyo idioma apenas hablaba”, escribió la morena actriz en su autobiografía “Mis estrellas”.
Pero en los inicios de su carrera doblando su voz, hasta la película “Fellini ocho y medio” (1963), en la que Federico Fellini le exige que hable en italiano.
Ocultando su embarazo, hizo sus primeras apariciones en la película de detectives “Italian Murder” y en la comedia de culto “Rufufú” (1958) con Marcello Mastroianni y Vittorio Gassman.
El productor Franco Cristaldi se convirtió en su mentor. Después de dar a luz a escondidas en Londres, convenció a la joven actriz para que confíe el niño a sus padres.
El niño, Patrick, será oficialmente su hermano menor hasta que ella revele la verdad siete años después.
Después de “La chica de la maleta” (1962), el público la bautizó “la novia de Italia”.
MORENA PARA VISCONTI, RUBIA PARA FELLINI
Tenía 22 años cuando Luchino Visconti le dio una oportunidad en “Rocco y sus hermanos” y repitieron su colaboración en el clásico “El Gatopardo” (1963) junto a Burt Lancaster y Alain Delon.
Al mismo tiempo filmó otra obra maestra, “Ocho y medio”.
“Visconti, detallista, meticuloso como en el teatro, me habló en francés y quería que yo fuera morena con el pelo largo”, recordó.
“Fellini, caótico y sin un guión, me hablaba en italiano y me quería rubia con pelo corto. Son las dos películas más importantes de mi vida”, declaró la actriz a Le Monde en 2017.
Hollywood la reclamaba, pero esta joven con voz ronca se niega a establecerse en la Meca del cine.
A pesar de todo, sedujo a los estadounidenses con “La pantera rosa” (1963) de Blake Edwards y luego con “El fabuloso mundo del circo” (1964) de Henry Hathaway, con la interpretación de la hija de Rita Hayworth.
Después de “Sandra” de Visconti, donde lució el vestido de novia de la madre del director, actuó como la heroína de “Sucedió una vez en el Oeste” de Sergio Leone (1968).
El napolitano Pasquale Squitieri, su compañero durante casi 30 años, su “único amor” y padre de su hija Claudia, la hizo rodar diez películas desde 1974 hasta 2011.
A lo largo de su carrera actuó en casi 150 películas, recibió el Premio Pasinetti a la Mejor Actriz en 1984 por “Claretta” de Pasquale Squitieri; el León de Oro en 1993 en Venecia y el Oso de Oro en 2002 en Berlín.
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