El salvavidas de Washington, el lado "B" del guiño de Trump y las cuentas pendientes de Milei

Cuando la crisis financiera de la última semana parecía arrastrar al Gobierno libertario a un punto de no retorno, la intervención de Scott Bessent —hombre clave en el círculo económico de Donald Trump— operó como un inesperado salvavidas para la Casa Rosada. Su irrupción en escena, combinada con el aval del propio presidente norteamericano, logró en pocas horas lo que parecía inalcanzable: contener la suba del dólar, recomponer el precio de los bonos y desplomar parte del riesgo país.

Hasta ayer, la Argentina enfrentaba un drenaje constante de reservas. El Banco Central había llegado a perder aproximadamente 1.100 millones de dólares cada tres días para mantener la cotización de la moneda estadounidense dentro de la banda oficial. La tensión era tal que el riesgo país superaba los 1.500 puntos, generando un clima financiero cercano al colapso.

Con declaraciones medidas pero contundentes, Bessent transmitió que Estados Unidos no permitiría que el gobierno de Milei colapsara. Ese respaldo externo coincidió con una reacción en los mercados: los bonos rebotaron y el riesgo país se moderó hasta situarse alrededor de los 964 puntos —una cifra todavía elevada, pero más alejada del abismo que se avizoraba días atrás.

La letra chica del rescate: adiós al swap con China

Pero detrás del aparente rescate, surge un “lado B” relevante: el paquete de condiciones que Washington estaría dispuesta a imponer. Una de las más resonantes es la cancelación del swap de monedas que la Argentina mantiene con China —un mecanismo de intercambio que fue renovado por última vez en 2024. 

Esa exigencia revela una tensión mayor: los Estados Unidos parecen querer reordenar la dependencia financiera de la Argentina, desplazando el apoyo chino por otros instrumentos —casi como quien pide un cambio de socios estratégicos en materia monetaria. 

La sugerencia de terminar con ese swap no solo golpea el vínculo con Pekín, sino que entraña un mensaje político: la ayuda estadounidense no sería incondicional. Estados Unidos busca redefinir el margen de maniobra argentino, quien deberá aceptar ciertas restricciones si quiere mantener el respaldo externo intacto.

Trump, la ayuda y sus condiciones

Aunque la ejecución técnica del rescate recaiga en el Tesoro norteamericano, la orientación política es decidida por Trump, quien ve en el respaldo a Milei una jugada estratégica de influencia regional. La magnitud del préstamo que Washington finalmente otorgará aún es desconocida, al igual que las condiciones: más allá de la cancelación del swap, podrían venir restricciones en comercio exterior, tratados internacionales o reformas estructurales.

Las declaraciones posteriores del presidente norteamericano —incluida la insinuación de apoyo para una reelección de Milei en 2027— pueden entenderse más como guiños retóricos que como planes firmes. Pero el respaldo otorgado, incluso condicionado, tuvo efecto inmediato para calmar los mercados.

Lo cierto es que el episodio reafirma que el riesgo de colapso que enfrentaba el oficialismo era tan político como financiero. No es que los desequilibrios macro fueran inexistentes, sino que el modo de gobierno —con decisiones erráticas, cambios abruptos de funcionarios y aislamiento político— erosionó la confianza interna y externa.

Milei acertó poco en su trato con aliados y opositores. Rechazó interlocutores, menospreció figuras políticas con peso regional y protagonizó movimientos abruptos que alteraron sus posibilidades de gestión. Incluso Mauricio Macri, actor clave en su lanzamiento en 2023, reconoció que no mantiene contacto con el Presidente.

El estilo del Gobierno, con un círculo íntimo dividido entre Karina Milei y el asesor Santiago Caputo, sembró más incertidumbre que certezas. Esa inestabilidad se reflejó en declaraciones del entonces ministro Luis Caputo, cuya frívola afirmación “compra, campeón” fue rememorada por analistas como símbolo de una imprudencia comunicacional que exacerbó la presión sobre el dólar.

El mandato pendiente: presupuesto y previsibilidad

Una de las deudas estructurales más graves: la Argentina no tiene un presupuesto aprobado hace dos años. Para recuperar legitimidad, el Gobierno debería negociar con la oposición moderada y demostrar responsabilidad fiscal.

En ese marco, cobra relevancia la reciente idea de suspender temporalmente las retenciones al sector agropecuario. Si bien genera adhesión en el campo, su carácter limitado —hasta las elecciones del 26 de octubre— plantea interrogantes: ¿es una medida genuina o un gesto coyuntural para conseguir dólares rápidos? Los productores necesitan previsibilidad; el oficialismo, liquidez urgente.

En es marco, la crisis dejó en claro que ninguna opción política puede dar por ganada una elección con anticipación. Mientras algunos dirigentes del peronismo optaron por discursos bruscos, otros del espacio no peronista no supieron capitalizar la fragilidad del Gobierno con una estrategia clara.

La carta de Trump operó como as bajo la manga: de entre los países latinoamericanos, Argentina es el que más cerca mantiene una alineación con el expresidente norteamericano. Bessent lo vislumbró, lo jugó y consiguió oxígeno. Pero depender de ese soporte es limitado si el propio Gobierno no corrige su rumbo.

Lo ocurrido en los últimos días confirma una verdad esencial: la economía puede comprar tiempo, pero la política determina si un gobierno sobrevive. Ahora resta saber si Milei aceptará las condiciones que acompañan el rescate —como la cancelación del swap con China— y si está dispuesto, finalmente, a construir consensos que lo sostengan más allá del corto plazo.

milei trump
préstamos Trump Argentina

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE