YSY A en La Plata: “Siempre traté de escribir lo más tanguero posible”
Edición Impresa | 26 de Septiembre de 2025 | 02:14

Pedro Garay
pgaray@eldia.com
Cualquiera que escuche trap argentino, ese que está dejando una huella grande en todo el mundo, escuchará algunos, a veces varios, modismos centroamericanos, una forma de cantar afectada, más boricua que rioplatense. Pero YSY A no: Ysy canta en “la lengua con la te hablo, con la que hablo con mi mamá, con mi hijo: yo rapeo en argentino, en porteño”. Y el por qué tiene que ver no solo con rapear “lo más natural, lo más parecido a lo que soy en mi vida”, sino también con un tío, un joyero y el tango.
Así lo cuenta Alejo Nahuel Acosta Migliarini, más conocido como YSY, de regreso de España y antes de uno de los últimos shows de su gira que realizará en el país, mañana en el Hipódromo platense, en el marco de las Noches Capitales.
“Mis papás son uruguayos, los trajo a vivir a Buenos Aires el tío Alvarito, tanguero, que se venía los fines de semana a tocar tango. Me lo acuerdo rojo de vino, con la guitarra, cantando en el campo”, se ríe YSY, en diálogo con EL DIA. “Pero yo empecé a escuchar rap, empecé a escuchar hip hop, nada que ver, y cuando conocí a Don Roque, nuestro joyero, que fue mi manager muchos años, él, joyero de microcentro, me dijo: ‘A mi también me gusta el rap, está buenísimo, pero acá, en estas calles, se escucha tango’. Y me empezó a mostrar unos tangos ahí”.
YSY era chico, eran los días del Quinto Escalón, emblemática competencia de freestyle, semillero de talentos, que creó con apenas 13 años, junto al músico y presentador Muphasa MC. Y en esa charla, le cayó una ficha: “Estaba empezando a hacer música, y eso que dijo Don Roque fue algo que me unió muchas cosas: es por acá, estas calles suenan así, la lengua sale de acá”.
Comenzó así su relación con el tango, donde, dice, “he encontrado esa forma de hablar tan autóctona, que me representa tanto: creo que hasta en mi trap más pesado, vos podés agarrar la letra de ese trap y pasarlo a un tango, y seguramente calza. Siempre traté de escribir lo más tanguero posible”.
Desde entonces, YSY intercala traps pesados con ritmos de tango, ha rapeado con tangueros, y “no se me dio la oportunidad todavía de hacer un disco entero, porque es algo que amerita darle su tiempo… y no lo quiero hacer apurado, para no faltarle el respeto”.
- Decías que si le ponés tus letras a un tango, calza. Vos rapeás mucho sobre el ciudadano de a pie, la gente del barrio, y quizás el trap ha ido un poco en los últimos años hacia otros temas, la guita, el éxito, la noche.
- Bueno, salvando las distancias, es un poco lo que le pasó al rock en su momento, que en un momento era la noche, el infierno, y de repente aparecía un poeta como Spinetta y cambiaba todo. Yo entiendo que el estereotipo del rap es plata, armas, oro, pam pam pam, me encanta, me divierte. Pero yo tuve que buscar un mensaje para ayudar a la gente que me escuche: si yo te digo que vivas de noche, que te drogues, que te vayas de fiesta, los pibes seguro agarren ese mensaje. Y no sé si le sirve al pibe que es panadero, a la piba que estudia para ser doctora, le sirve. Entonces, trato de hacer canciones con un mensaje más profundo. Sin aburrir, sin decir ‘vamos, trabajemos, hay que salir adelante’. En mi primer disco hablo de noche, de fiesta, de exceso, es lo que estábamos viviendo. Pero en mi segundo disco ya no hablo más de drogas, yo te digo ‘amigo, conseguí gente de confianza, que patee en el mismo lado que yo, y armá tu sueño’. Y los que me siguen esperan ese mensaje. Cuando saqué “Trap de verdad”, en ese disco estoy endiosado, y a muchos no les sirvió ese disco. Entonces en el siguiente disco cambié, busca ayudar: eso me lo han hecho entender mis propios seguidores, me han hecho entender que no me escuchan porque les gusta la melodía, quieren letras que los ayuden en sus vidas. Y así me ha ayudado la música a mí. Entonces siento que es un deber como artista.
“Si yo te digo que vivas de noche, los pibes seguro agarren ese mensaje. Y no sé si le sirve al pibe que es panadero”
- Hablabas de cómo en “Trap de verdad” aparecías endiosado… ¿Cómo ha sido lidiar con la fama?
- Bueno, nunca fue de un día para el otro lo mío: fue rápido, pero fue cada año un poquito más, nunca me levanté con un hit y era de repente el más famoso del país, fue escalón a escalón, entonces pude ir entendiendo lo que me iba pasando. Pero creo que lo más importante es recordar ese niño interior, soñador, que me trajo hasta acá: creo que lo más peligroso del éxito es que te haga olvidar a ese niño interior, cuando empieza el éxito ese niño se empieza a quedar callado, empezás a escuchar ‘uy, tengo que hacer más millones, tengo que hacer hits, tengo que hacer lo que la gente pide porque ser más famoso’. Pero no llegaste así hasta acá. Entonces, cuando dejás de escuchar a ese niño, cuando te volvés tan adulto que solo te importan los contratos, las reproducciones, las entradas, ahí ya perdiste todo.
- Ese niño interior te llevó por España, por México, por todos lados. ¿Te sentís un embajador?
- Sí, desde el principio lo tomé como una misión de representar, de hacer historia, desde que creamos el Quinto Escalón sabíamos que la misión era así, representar lo que estaba pasando acá en el mundo entero. Mientras más años pasaron, creamos un nombre fuera de Argentina. Hoy parece trillado, hacer historia parece que es sacar un par de hits, pero hacer historia es llevar el nombre de tu país lo más lejos posible, reivindicar la historia de tu lugar, no olvidar lo que pasó acá. E inspirar a otra gente a que siga haciendo historia: yo no quiero hacer yo la historia, quiero ayudar a los pibes a que sigan haciendo historia. Como hicieron mis ídolos: yo en el último disco digo ‘estoy devolviendo el favor a todos esos ídolos que me educaron sin saber quién soy, yo no conozco otra forma de ser, otra forma de amor. Yo nunca hice esta mierda por plata’. Eso es lo que me pasa adentro. Por eso también canto en porteño: para representar, así sonamos acá. Si yo te empiezo a hablar como una persona de otro lado, parece que llevo la bandera de otro lado. Entonces, trato de sacarle jugo a esa manera de hablar que tenemos, y encima tenemos uno de los castellanos más distintos de Latinoamérica: ¡vamos a aprovecharlo!
- Hablando de niños, sos padre. ¿Cómo se lleva la paternidad con el éxito, cómo ha cambiado tu música?
- Es un desafío grande ser padre y ser una estrella, andar por diez países por año, grabar acá, allá… Pero siempre traté de conectar a mi hijo con todo esto, de no hacerlo a un lado. Que sepa lo que vivo, agradecerle el tiempo que me espera. Le muestro canciones, lo llevo al estudio, y lo llevo a todos los shows que puedo. Trato de que no sean dos cosas que chocan, sería imposible. Y tengo el honor de que mi hijo es gran admirador mío: esa es una felicidad muy grande. Él, mis papás, todos, son partes fundamentales de mis logros, entonces trato de hacerlos parte: he llegado a la casa de mis papás con discos de oro y se los doy, esto es para ustedes, se lo ganaron. Es así.
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