Ventajas de visitar el cuarto oscuro
Edición Impresa | 7 de Septiembre de 2025 | 03:27

Por IRENE BIANCHI
irenebeatrizbianchi@hotmail.com / @IRENEBIANCHI
¡Holis! ¿Qué tul, amigas? ¡Hermosa mañana, ¿no?!
¿Y ese buen humor? Raro en vos. ¿Te ganaste el Quini o qué?
Todavía no. Algo mejor. Hoy confirmé la certeza del dicho “Al que madruga, Dios lo ayuda” es posta. No falla jamás, como los cierres Lynsa. ¡Uy! ¡Se me cayó la cédula!
¿Madrugaste? ¿Hoy, domingo? ¿Para qué?
¿Cómo para qué? Para cumplir con mi deber cívico. Tempranito a votar.
¿Y eso te pone tan contenta? ¡Mirá si te enganchaban como autoridad de mesa!
Para evitar ese riesgo, fui con un bastón y barbijo. Pero lo bueno no fue la rapidez del trámite, sino otra cosa…
¡Nada de enigmáticos, Nené! ¡Largá el rollo! ¡No te hagas la misteriosa!
Ahí va: me puse de novia.
¿Quéééééééé?¿Cóóóóóóómooooo? ¿Quiééééééééénnnn?
Así como lo oyen. ¡Fue increíble! Cero que Lilita me inspiró.
¿Qué Lilita? ¿La Carrió?
La misma que viste y calza. ¿Se enteraron de su affaire?
¿Es una jodita para Tinelli?
¡No! Lo contó en los medios. Se puso de novia con un señor, a pesar de los 25 años de diferencia.
¡Pará, pará, pará, diría Fantino! Ella tiene 70. O sea que él tiene ¿45?!?! ¡Un pendex!
No! ¡A vesre! Ella 70 y él … 95.
¿95?! ¡Pero está más cerca del arpa que de la guitarra el candidato! ¿Y funciona?
Sólo se dan un besito en una esquina cualquiera, una vez por semana.
¡Qué viva! ¡Así cualquier pareja dura!
Disculpan que las interrumpa, chicas, pero Lilita desmintió el romance. Dijo que era una humorada. No les quiero pinchar el globo.
Poco importa que haya sido un bolazo. A mí me sirvió para gestionar un tentempie.
Explicános ese levante, Nené, con lujo de detalles, please.
Bueno, yo estaba haciendo la cola, y no va que se me cae el bastón. El tipo de atrás lo levanta, me lo da, y yo -coqueta- le confieso que no se preocupe, que lo uso de utilería para llegar más rápido al cuarto oscuro, no sin antes arrancarme el barbijo. El chabón, un bombonazo. Maduro, eso sí. Canoso, mucho pelo, ojos verdes, bien trajeado, perfume de free shop, anteojos de intelectual, manos grandes, sin alianza.
¿Y entonces?
Me dice, tuteándome: “Te veo cara conocida”. Por suerte me había maquillado como una puerta, porque los días de elecciones me ponen de buen humor, aunque no sepa a quién votar. Será porque pertenezco a la generación que se vio privada de hacerlo durante años.
No te pongas filosófica y seguí con el cuento, amiga.
Bueno, no me pregunten cómo, pero terminamos tomando un cafecito en la París.
¿En la París???!!! ¿Y pagó él?
¡Obvio! Y eso que yo pedí una porción de torta, porque estaba en ayunas.
¿Y después?
Intercambiamos teléfonos y quedamos en volver a vernos en algún momento …
¡Pero eso no es “ponerse de novia”, Nené!
Mirá, a esta altura, me basta y sobra. Yo no quiero nada formal. Convivencia, menos. Pero tener un compañero para ir al cine, al teatro, a comer afuera, a pasear, a mandarme la parte en público, es un planazo. ¡Estoy hecha!
¿Es propietario? ¿Tiene vehículo? ¿Es hetero?
No indagué tanto, Mimí. Y es más: menefrega.
¿Tendrá amigos para presentarnos, Nené?
Le pregunto. Seamos sororas. “Todas para una y una para todas! ¡Chin, chin!
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE