24 de Junio de 2003 | 00:00
A la hora de recordar los 25 años de la conquista de la Copa del Mundo '78, los platenses más memoriosos recuerdan a alguien que integró aquel plantel campeón que condujo César Luis Menotti y que está ligado estrechamente con nuestra ciudad. Se trata de Rubén Oscar Pagnanini, quien supo jugar casi 12 años en Estudiantes y en aquel entonces a nuestra ciudad la tocó muy de cerca su convocatoria, ya que fue llamado a la Selección apenas 3 meses después de haberse ido del pincha a Independiente.
Pero mañana cuando se cumplan 25 años del que fue el primer título mundial argentino, no será un día más para él, ya que los recuerdos volverán con más intensidad que nunca, acompañados por la "vieja" camiseta celeste y blanca que le tocó en suerte -con el número 18 en la espalda- que guarda como un tesoro y una pelota oficial de fútbol de entonces -el modelo Tango, que se lanzó para el Mundial-.
En cada palabra muestra emoción al evocar lo vivido, y se entusiasma con el festejo que se viene para el 9 de julio en la cancha de River, donde habrá un partido homenaje, a la que denominan "fiesta integradora". Es que habrá jugadores de todas las épocas de las Selecciones Nacionales, desde Pancho Varallo que participó del primer Mundial en el año '30, hasta nuestros días con Gabriel Batistuta, el Piojo López, Pablito Aimar y Javier Saviola. De la organización están participando la AFA, Futbolistas Argentinos Agremiados y los propios jugadores del '78.
RECUERDOS DE UN CAMPEON
Hoy, a los 54 años, vive en su San Nicolás natal, el Gato Pagnanini recordó aquella conquista en una charla que mantuvo con este medio. "Como se imagina, vuelven todos esos recuerdos que son inolvidables. Haber salido campeón del mundo te llena de orgullo. Además fue un grupo humano bárbaro, y si bien futbolísticamente no me tocó entrar en ningún partido y tampoco integrar el banco, me siento campeón porque conviví durante seis meses con el plantel, y estoy seguro que de haber jugado, hubiese rendido. Pero te digo que los que no jugábamos, desde afuera ayudábamos en todo" comienza diciendo.
El Gato estuvo en Estudiantes desde 1965 hasta octubre del '77, y tras casi 12 años en el club pasó a Independiente. Por entonces jugó la recordada final en Córdoba cuando el 'rojo' con 8 jugadores le empató a Talleres y se consagró campeón. Inmediatamente Menotti lo citó para la Selección. "Yo tenía 29 años y el llamado me tomó totalmente por sorpresa. Que te citen para participar en los últimos 6 meses de trabajo antes del Mundial, fue mucha sorpresa, igualmente venía jugando en un buen nivel en Independiente y por ahí Menotti se decidió por eso. Pernía venía mal y no tenía otro número 4, así que seguía yo, pero luego probó con Olguín que ya venía trabajando hacía tiempo con él y rindió, pero se decidió recién en los últimos 30 días. Igual nunca estuve disconforme con su decisión y no lo critico, el fútbol es así".
Muchas veces se ha tratado de desmerecer el título logrado por haber sido en un momento oscuro de nuestro país, en plena dictadura militar. Ante esto, el ex futbolista dijo: "Nuestro logro estuvo un tanto castigado por el proceso, pero creo que eso no tiene nada que ver. Nosotros éramos deportistas, en este caso jugadores de fútbol y nos tocó salir a jugar un Mundial y en nuestro país. Por suerte se salió campeón y se le dio una alegría a la gente, y también fue para aquellos que la pasaron mal, pero nosotros teníamos que jugar al fútbol".
UN GRUPO FUERTE
A la hora de recordar al plantel, el ex defensor albirrojo no dudó. "A mí me tocó compartir la habitación con el Conejo Tarantini y tengo el mejor de los recuerdos, pero el grupo era buenísimo, muy sencillo, con tipos muy humildes y eso que había algunos que ya eran primeras figuras del fútbol argentino. Pero era un grupo parejo, y las prácticas de fútbol te digo que eran a muerte, se metía pero con lealtad", y enseguida agrega, "no había tipos jodidos, y en mi caso yo era muy amigo de Chocolate Baley, a quien conocía de Estudiantes y luego también fuimos compañeros en Independiente".
A la hora de rememorar momentos, enseguida vienen los partidos, y en especial dos, el primero contra Perú donde debía hacer 4 goles y terminó ganando 6-0. "Yo estaba en la platea, y en esos primeros 5 minutos ellos tuvieron dos llegadas muy claras y no se qué hubiese pasado si entraban, una pegó en el palo y otra se fue cerca. Después el equipo reaccionó y fue una tromba. Ellos estaban afuera, tranquilos y desmotivados, nosotros recontra enchufados". El segundo cotejo fue la final contra Holanda: "En el primer tiempo casi me mastiqué la butaca en la platea, después en el segundo tiempo los cinco que estábamos afuera, nos metimos en el banco de suplentes".
De todo aquello, en su hogar, guarda "tesoros" que tienen muchísimo valor: "Tengo la camiseta con el número 18, un fútbol que se utilizó en uno de los partidos, y después fotos y todo tipo de recortes".
LA VIDA DESPUES DEL MUNDIAL
Después de todo aquello, costó volver a la realidad, y al ritmo del club normal. "A mí me costó readaptarme y volver a Independiente, porque fueron 6 meses donde casi no estuve en el club. Después del Mundial ganamos el Nacional del '78, por lo que ese año fue inolvidable para mí, porque salí tres veces campeón, dos con Independiente y uno con la Selección".
Pagnanini colgó los botines a fines de 1981, luego de jugar un año en Estados Unidos, en Minessotta. "En honor al buen comportamiento luego de 3 años en el club y lo que había dado, Independiente me regaló el pase libre como premio. En el '80 jugué en Argentinos Juniors 4 meses, no cumplieron con lo prometido y me fui; pedí permiso y entrenaba con la tercera de Estudiantes, hasta que en enero del '81 fui a jugar a la Liga de Estados Unidos hasta fin de año. Si bien después pude ir a Vélez, decidí largar".
Después vinieron años de seguir en el fútbol, pero ya como técnico. Pasó por Regionales, dirigió dos veces a Olimpo de Bahía Blanca (90/91 donde casi logra un ascenso y en el 93/94). "Tengo el título de técnico, y en el 2001 presenté un proyecto para las divisiones menores en Estudiantes. Para mi trabajar en el club sería un sueño porque es como mi casa y aparte soy hincha".
Hoy vive en San Nicolás y hasta hay una Peña de Estudiantes que lleva su nombre y que agrupa a unos 300 hinchas albirrojos. "Siempre voy a ver a Estudiantes, no me hago ver mucho, me siento en algún costado y después salgo tranquilo, pero siempre voy para La Plata porque mis suegros viven cerca de la cancha y me encuentro con muchos amigos que dejé en la ciudad", termina diciendo el Gato, quien se siente tan campeón del mundo hoy, como hace 25 años atrás.
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