María Antonieta según la mirada de Sofía Coppola
El filme sobre la vida de este controvertido personaje histórico se estrena hoy
| 25 de Enero de 2007 | 00:00

Con un estilo opulento que recrea la atmósfera de la corte francesa del Siglo XVIII y algunos toques posmodernos, la cineasta Sofía Coppola ofrece en "María Antonieta, la reina adolescente" una singular versión de la historia de la reina de Francia que pasó a la posteridad por su fama de tener poca sensibilidad con el pueblo y por haber sido decapitada durante la revolución.
Luego de un debut de corte independiente ("Las vírgenes suicidas") y de un segundo filme de presupuesto moderado para los estándares de Hollywood ("Perdidos en Tokio"), la hija de Francis Ford Coppola se embarcó en una superproducción de época que se basa en las biografías más recientes -y benévolas- de la monarca.
El filme muestra a una adolescente María Antonieta (Kirsten Dunst) desde que abandona la residencia de la familia real de Austria para casarse en Francia con Luis Augusto (Jason Schwartzman), nieto del rey Luis XV y futuro Luis XVI, con el objetivo de sellar la paz entre ambos reinos.
Pero más que detenerse en los aspectos históricos del personaje, la historia se centra en la soledad y los conflictos emocionales de una joven de 15 años que, a pesar del poder y la riqueza, tuvo que luchar sola contra numerosas miserias personales.
Entre ellas la opresión del protocolo, su matrimonio con un príncipe inmaduro y de pocas luces que no pudo consumar su unión hasta siete años después de la boda y la rigidez de la corte de Versalles, que desaprobaba su origen austríaco y su gusto por el lujo, la ópera y los juegos de azar.
La película también muestra los últimos años de María Antonieta, en los que la joven, -convertida en reina consorte tras la muerte de Luis XV- decidió abandonar las exigencias palaciegas para disfrutar de la vida en su villa de campo junto a su pequeña hija, mientras los problemas económicos y sociales de Francia se acrecentaban y formaban el caldo de cultivo de la inminente revolución.
En "María Antonieta, la reina adolescente" se destaca la fastuosa ambientación, en la que resaltan el opulento vestuario de la corte y los escenarios naturales del palacio de Versalles.
LA BIOGRAFIA
Para este filme Sofía Coppola se basó en el libro de Antonia Fraser "María Antonieta. La última reina" (Edhasa).
La vida de María Antonieta (1755-1793) estuvo marcada desde el principio por los contrastes: hija del emperador Francisco I de Austria, con apenas catorce años fue enviada a París para contraer matrimonio con quien llegaría a ser el rey de Francia, Luis XVI, en lo que en apariencia era una astuta alianza política.
Sin embargo, la joven no tardó en ganarse fama de mujer frívola y aficionada a la intriga política, lo que desató todo tipo de rumores, desde improbables prácticas lesbianas hasta sospechas de gastos descontrolados y oposición a todo reformismo.
Con la llegada al trono de su esposo, su dominio sobre el rey se tradujo en una poderosa influencia política, que entre los franceses desató la acusación de favorecer los intereses austríacos.
La ensayista, que además de celebrada autora de textos históricos está casada con el Premio Nobel de Literatura Harold Pinter, construyó una obra que está lejos de ser una historia novelada o una biografía proclive a la fluidez narrativa o a las elipsis de un guión.
La mirada de Fraser atraviesa los estereotipos franceses -por lo general bastante hostiles con María Antonieta- para esbozar de manera desprejuiciada una imagen más ajustada de la pequeña austríaca que llegó casi siendo una niña para transformarse en una reina consorte, obligada a desempeñar un rol político.
La autora recorre la historia de la malograda reina de Francia desde su infancia hasta su muerte en la guillotina, utilizando un modo más bien historiográfico y echando mano a una abundante cantidad de datos obtenidos de crónicas, epístolas y de una extensa bibliografía de la época.
EL FILME
Por su parte, el filme de Coppola se detiene en aspectos puntuales del libro, como la llegada de María Antonieta a Versalles y su choque con las costumbres más ostentosas de la corte francesa o la poca atención que hubo en la educación de la futura reina, que a sus 13 años no sabía hablar bien ni el francés ni el alemán.
El tema de la incapacidad de Luis XVI en la cama -junto a las presiones de la emperatriz hacia la consorte a la que recalcaba que lo único que podía asegurar su situación era tener un hijo-, los excesivos gastos y lujos que le ganaron a Antonieta el apodo de "Madame Déficit" y el supuesto amorío con el conde Fersen son los capítulos que más llamaron la atención de la realizadora.
"Cuando leí el libro de Fraser me sorprendió el lado humano de una mujer que, con el tiempo, se ha convertido en una leyenda, aunque no siempre para bien. Su humanidad me interesó mucho más que toda esas fábulas que giran a su alrededor y que, en su mayor parte, están formadas por mentiras", aseguró Coppola.
"Me impresionó su juventud, su capacidad para conquistar a la aristocracia francesa con sólo catorce años. Me sorprende la imagen de villana que han creado de ella -destacó-. Era sarcástica, inteligente, una adolescente con inquietudes que se encuentra en una situación desconocida para ella".
Lejos de los calificativos despectivos con los que la historia ha castigado a la reina adolescente, tanto Fraser como Coppola eligen mostrar la cara más humana de la archiduquesa que llegó a ser la reina de uno de los imperios más suntuosos antes de que la revolución decapitara al antiguo régimen en todos los sentidos.
"De boca de María Antonieta no salió nunca la repudiada frase: 'Si no tienen pan, que coman pastel'", asegura Fraser en defensa de la mujer que murió guillotinada en 1793, envuelta en un halo de desprecio generalizado que, paradójicamente, la convirtió en un mito.
El punto en el que la película y el libro se separan completamente es hacia el final: mientras Fraser sigue a Antonieta hasta las últimas consecuencias -incluyendo el corto período que vivió bajo el gobierno de los revolucionarios- Coppola decide no avanzar mucho más allá de la revuelta del pueblo en las puertas de Versalles.
Más allá de estas diferencias, historiadora y cineasta coinciden en su abordaje de María Antonieta: mientras la leyenda se empeña en recrearla como una mujer frívola, caprichosa y despilfarradora, ellas están convencidas de que bajo la pátina de superficialidad casi obligada se esconde una personalidad compleja, más compasiva con sus súbditos de lo que se ha creído hasta ahora.
Luego de un debut de corte independiente ("Las vírgenes suicidas") y de un segundo filme de presupuesto moderado para los estándares de Hollywood ("Perdidos en Tokio"), la hija de Francis Ford Coppola se embarcó en una superproducción de época que se basa en las biografías más recientes -y benévolas- de la monarca.
El filme muestra a una adolescente María Antonieta (Kirsten Dunst) desde que abandona la residencia de la familia real de Austria para casarse en Francia con Luis Augusto (Jason Schwartzman), nieto del rey Luis XV y futuro Luis XVI, con el objetivo de sellar la paz entre ambos reinos.
Pero más que detenerse en los aspectos históricos del personaje, la historia se centra en la soledad y los conflictos emocionales de una joven de 15 años que, a pesar del poder y la riqueza, tuvo que luchar sola contra numerosas miserias personales.
Entre ellas la opresión del protocolo, su matrimonio con un príncipe inmaduro y de pocas luces que no pudo consumar su unión hasta siete años después de la boda y la rigidez de la corte de Versalles, que desaprobaba su origen austríaco y su gusto por el lujo, la ópera y los juegos de azar.
La película también muestra los últimos años de María Antonieta, en los que la joven, -convertida en reina consorte tras la muerte de Luis XV- decidió abandonar las exigencias palaciegas para disfrutar de la vida en su villa de campo junto a su pequeña hija, mientras los problemas económicos y sociales de Francia se acrecentaban y formaban el caldo de cultivo de la inminente revolución.
En "María Antonieta, la reina adolescente" se destaca la fastuosa ambientación, en la que resaltan el opulento vestuario de la corte y los escenarios naturales del palacio de Versalles.
LA BIOGRAFIA
Para este filme Sofía Coppola se basó en el libro de Antonia Fraser "María Antonieta. La última reina" (Edhasa).
La vida de María Antonieta (1755-1793) estuvo marcada desde el principio por los contrastes: hija del emperador Francisco I de Austria, con apenas catorce años fue enviada a París para contraer matrimonio con quien llegaría a ser el rey de Francia, Luis XVI, en lo que en apariencia era una astuta alianza política.
Sin embargo, la joven no tardó en ganarse fama de mujer frívola y aficionada a la intriga política, lo que desató todo tipo de rumores, desde improbables prácticas lesbianas hasta sospechas de gastos descontrolados y oposición a todo reformismo.
Con la llegada al trono de su esposo, su dominio sobre el rey se tradujo en una poderosa influencia política, que entre los franceses desató la acusación de favorecer los intereses austríacos.
La ensayista, que además de celebrada autora de textos históricos está casada con el Premio Nobel de Literatura Harold Pinter, construyó una obra que está lejos de ser una historia novelada o una biografía proclive a la fluidez narrativa o a las elipsis de un guión.
La mirada de Fraser atraviesa los estereotipos franceses -por lo general bastante hostiles con María Antonieta- para esbozar de manera desprejuiciada una imagen más ajustada de la pequeña austríaca que llegó casi siendo una niña para transformarse en una reina consorte, obligada a desempeñar un rol político.
La autora recorre la historia de la malograda reina de Francia desde su infancia hasta su muerte en la guillotina, utilizando un modo más bien historiográfico y echando mano a una abundante cantidad de datos obtenidos de crónicas, epístolas y de una extensa bibliografía de la época.
EL FILME
Por su parte, el filme de Coppola se detiene en aspectos puntuales del libro, como la llegada de María Antonieta a Versalles y su choque con las costumbres más ostentosas de la corte francesa o la poca atención que hubo en la educación de la futura reina, que a sus 13 años no sabía hablar bien ni el francés ni el alemán.
El tema de la incapacidad de Luis XVI en la cama -junto a las presiones de la emperatriz hacia la consorte a la que recalcaba que lo único que podía asegurar su situación era tener un hijo-, los excesivos gastos y lujos que le ganaron a Antonieta el apodo de "Madame Déficit" y el supuesto amorío con el conde Fersen son los capítulos que más llamaron la atención de la realizadora.
"Cuando leí el libro de Fraser me sorprendió el lado humano de una mujer que, con el tiempo, se ha convertido en una leyenda, aunque no siempre para bien. Su humanidad me interesó mucho más que toda esas fábulas que giran a su alrededor y que, en su mayor parte, están formadas por mentiras", aseguró Coppola.
"Me impresionó su juventud, su capacidad para conquistar a la aristocracia francesa con sólo catorce años. Me sorprende la imagen de villana que han creado de ella -destacó-. Era sarcástica, inteligente, una adolescente con inquietudes que se encuentra en una situación desconocida para ella".
Lejos de los calificativos despectivos con los que la historia ha castigado a la reina adolescente, tanto Fraser como Coppola eligen mostrar la cara más humana de la archiduquesa que llegó a ser la reina de uno de los imperios más suntuosos antes de que la revolución decapitara al antiguo régimen en todos los sentidos.
"De boca de María Antonieta no salió nunca la repudiada frase: 'Si no tienen pan, que coman pastel'", asegura Fraser en defensa de la mujer que murió guillotinada en 1793, envuelta en un halo de desprecio generalizado que, paradójicamente, la convirtió en un mito.
El punto en el que la película y el libro se separan completamente es hacia el final: mientras Fraser sigue a Antonieta hasta las últimas consecuencias -incluyendo el corto período que vivió bajo el gobierno de los revolucionarios- Coppola decide no avanzar mucho más allá de la revuelta del pueblo en las puertas de Versalles.
Más allá de estas diferencias, historiadora y cineasta coinciden en su abordaje de María Antonieta: mientras la leyenda se empeña en recrearla como una mujer frívola, caprichosa y despilfarradora, ellas están convencidas de que bajo la pátina de superficialidad casi obligada se esconde una personalidad compleja, más compasiva con sus súbditos de lo que se ha creído hasta ahora.
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