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Revista Domingo |RECUERDOS QUE AÚN PERMANECEN

La Cofradía de la Flor Solar

Fue un movimiento artístico comunitario que surgió en La Plata hace más de 40 años. A pesar de haber durado sólo 5 años, sus historias todavía siguen dando qué hablar. Recuerdos y anécdotas de algunos de sus integrantesPor MARÍA VIRGINIA BRUNO

La Cofradía de la Flor Solar

La Cofradía de la Flor Solar

3 de Noviembre de 2008 | 01:00
Eran jóvenes "raros" para la época (1967) y para los vecinos del lugar (La Plata). Tenían el pelo largo, usaban barba, vestían ropa holgada y vivían juntos (chicos y chicas), despertando la curiosidad de los que vivían por ahí. Tenían un aspecto similar a los hippies pero se ofendían (y aún lo hacen) cuando los llamaban así: "No nos considerábamos hippies. Fuimos contemporáneos al movimiento. Teníamos una estética similar y respirábamos el aliento del siglo que respondía a una tendencia mundial", asegura Ricardo "Mono" Cohen, más conocido como Rocambole, uno de los integrantes de la comunidad platense de la que todavía se escuchan, 40 años después, sus mágicas e increíbles historias.

La idea de construir una expresión cultural nueva, que rompiera las reglas y proyectara a la creatividad permanente, era el eje de las interminables charlas de un grupo de jóvenes estudiantes de periodismo, cine, fotografía y bellas artes a mediados de 1960. El régimen de Onganía y la constante persecución a profesores y alumnos universitarios produjo, por un lado, "la fuga de cerebros" y, por el otro, un cruento episodio que quedaría marcado en la Historia como "la noche de los bastones largos".

"Ahí fue cuando nos fuimos de Bellas Artes con un proyecto de hacer una escuela paralela a la intervenida Escuela Superior con todos los profesores que habían echado por el Golpe. Hasta formamos un comedor universitario y ése fue el origen de La Cofradía", relata el Mono recordando que, en aquel entonces, "el comedor daba de comer a alrededor de 17 mil alumnos y era fundamental. Los estudiantes venían sólo con el boleto del micro sin saber dónde iban a vivir. Pero sabían que con la inscripción en la Universidad tenían la comida asegurada. Había mucha solidaridad en ese entonces; estaban esas casas chorizo donde se fueron alojando. Y nosotros heredamos la historia de esa cultura, de vivir amontonados en una casa y con lo justo".

Para los Cofrades, -entre quienes podía encontrarse además de Rocambole, Kubero Díaz, Morcy Requena, Manija Paz, los hermanos Beilinson y Miguel Cantilo, entre otros- uno de los personajes emblemáticos en su formación fue Manuel López Blanco, un profesor de Bellas Artes que había sido echado por los militares en el año 1966 y cuyas enseñanzas inspiraron la creación de la mítica comunidad. "Manolo tenía una cátedra de Filosofía y Estética que era muy abierta, muy de desatornillar cabezas y destapar cráneos. Era una cátedra fundamentalmente marxista", indica Rocambole, quien además explica que "nosotros, como centro de estudiantes en el exilio, lo llamamos para que diera cátedras paralelas a la universidad, al aire libre. Influyó en la mentalidad de elaborar una comuna. Eran instancias que nos planteó él".

El entrenamiento que muchos de los jóvenes tenían, por haber formado parte del Centro de Estudiantes, fue aprovechado para organizar otro comedor alternativo. "Hablamos con el Sindicato de Correos y me acuerdo que nos prestaron un patio y un galpón. Ibamos en un jeep al mercado donde nos regalaban la fruta que estaba un poco machucada; pedíamos en carnicerías y hacíamos un especie de olla popular. Durante un par de meses comieron doscientas personas, la mayoría de Bellas Artes. El cierre iba a hacer que muchos se fueran", cuenta Cohen.

La base de la comunidad era compartir todo: la casa, el dinero, el trabajo, la forma de ver el mundo, la gente y el modo de expresarse. "Laburo por la mañana, almuerzo "hecho en casa" (se turnaban para cocinar) y unas cuatro horas diarias más de trabajo interior". Como toda colectividad, varias eran las actividades a las que se dedicaban cada uno de sus integrantes: productos hechos con cuero, escenografías, afiches, serigrafías, poesía, pintura, artesanías urbanas y música, mucha música ("sólo es una forma de despertar alegría y para ello elegimos lo sensible, las provocaciones que surgen de los efectos instrumentales"), de la que salió una mítica banda de rock (ver aparte) que contribuyó a dar nacimiento a lo que más tarde se llamó "Rock Nacional".

TODOS JUNTOS

Hace más de 40 años en Estados Unidos surgía el movimiento hippie, en San Francisco, en el famoso "Verano del Amor", en el que cientos de jóvenes llamaban la atención del mundo tomando las calles como escenarios de ritos orientales, encuentros de música, artesanías y levantando consignas de paz y amor. Para esa misma fecha, pero en La Plata, un grupo de muchachos y muchachas decidieron irse a vivir juntos con el objetivo de "elevar los cerebros por sobre la rutina, el aburrimiento y el desánimo de una sociedad crecientemente ensordecida".

Los vecinos del barrio de la calle 41 entre 12 y 13 se sorprendieron y observaban con recelo, al principio, todas las actividades que este grupo de "gente rara" hacía en la casa al mejor estilo "chorizo" que habían alquilado para convivir. "Lo raro era la mezcla de chicas con muchachos. Creo que eso fue lo que más llamó la atención de los vecinos. Después se acostumbraron", asegura Rocambole y rememora cuando "para un año nuevo, vino una señora a la casa y, de parte de todos los vecinos, nos trajo regalos, sidra, pan dulce y además nos dijo: ´les traemos esto para que sigan siendo como son`".

La definición de vivir todos juntos, tener una economía en común, era ir a la inversa de la cotidianidad de la mayoría. Sin embargo, al referirse a la identidad como grupo, Morcy Requena, otro de los miembros históricos de la Cofradía que actualmente vive en Mendoza y continúa con la banda, aclara que "no teníamos muy claro el concepto de hippismo; nosotros éramos contraculturales. Siempre nos movimos buscando lo contracultural, lo contemporáneo".

Los Cofrades no pretendían lanzarse a la conquista del poder político e instaurar desde el trono un imperio de justicia; tampoco imponer criterios. "Pensamos que de nada valdrá que una revolución realice un cambio si paralelamente alguien no se preocupa para que lo que cambie sea el hombre en su raíz más profunda. La revolución interior es lo más difícil. No soñamos con ser mayorías dirigentes, de nada nos sirve ni nos interesa el poder, preferimos ser minoristas agentes. Y empezamos por algo, por una forma de vida distinta", pregonaban a fines de 1969.

"No había un número de integrantes estable. Eramos más o menos diez, quince. En algún momento nos dimos cuenta que éramos una comunidad. Sobre todo cuando viene, desde Uruguay la "Comunidad del Sur", un grupo de jóvenes que se alojaron en nuestra casa y nos dieron manuales, escritos y apuntes que ellos tenían sobre cómo armar una comunidad. Fue una especie de biblia para nosotros", relata Rocambole.

La casa se hizo conocida por artistas de todos lados. Llegaban los integrantes de "Almendra", Miguel Cantilo, Papo, los hermanos Beilinson, entre otros. "Era como una especie de mezcladora", sostiene Requena haciendo alusión a la Opera Rock que hicieron en el Di Tella llamada "La mezcladora de cemento".

Para fines de 1969, los Cofrades se mudaron a una casa grande, con parque, en 72 y 122 bis, en donde vivieron hasta su dispersión, en 1972. "Era tipo una quinta. Todos los viajeros esporádicos que nos visitaban venían en carpas. Parecía un camping permanente".

LA MISTICA DEL ROCK NACIONAL

La expresión artística más conocida de la Cofradía fue la mítica banda de rock que nació hacia finales de la década del '60 en la ciudad de La Plata. La poesía musicalizada fue la esencia del grupo. Este estilo contribuyó al origen de lo que luego se llamaría, Rock Nacional.

"Almendra", "Los Gatos" y "Manal", son las bandas que se suman a esta modalidad de hacer música con una impronta poética en composiciones musicales en castellano. Como parte de una década rebelde, la filosofía de los Cofrades se traslada en sus temas signados en la irrupción de mensajes nuevos que contribuyeron a difundir una tendencia ideológica, fundada en valores comunitarios.

La primera vez que la Cofradía dio un concierto fue el 21 de septiembre en La Plata. "Durante la primera época era difícil componer en castellano, todo lo que se hacía era en inglés. Componer adaptando nuestra forma de hablar a la música fue un desafío. Eramos los pioneros en eso. Nuestra parte contestataria estaba en cómo vivíamos, en el trabajo comunitario, lo que expresábamos era una cachetada a la sociedad", asegura Requena.

En sus inicios tocaron en el teatro Globo, en el Instituto Di Tella, en el interior de la provincia de Buenos Aires, entre otros lugares. Los Cofrades organizaron en abril de 1970 el primer megarrecital del país, "Las 30 horas de Rock" en el Estadio Atenas de la Ciudad. En esta oportunidad tocaron sin intervalo durante casi tres días, alrededor de unas 200 bandas. Entre las que se encontraban, Almendra, Manal, Arco Iris, Vox Dei, Moris, Pajarito Zaguri , Facundo Cabral, Diplodocum Red & Brown, íconos del rock nacional.

Las letras eran originales. La narrativa habla de una forma de vida distinta a la habitual, "era una crítica social que nacía desde lo que vivíamos y descubríamos", continúa el músico y agrega que la banda de hoy (ver aparte) son los años de experiencia y de vida que han juntado, siempre basado en el rock nacional.

Si bien La Cofradía de la Flor Solar tuvo numerosas formaciones a lo largo de su historia, la que más trascendió, porque fue la que grabó el único long play de la primera etapa de la banda, fue la siguiente: Kubero Díaz (guitarra y voz), Morcy Requena (bajo y voz), Manija Paz (batería y maraca), Quique Gornati (guitarras) y Néstor Paul (bajo).

RUMBOS DISTINTOS

Al principio sólo era "gente rara". Pero luego, cuando el imaginario del hippismo se instaló, algunas de las actividades de esta comunidad no fueron muy bien vistas y comenzaron las persecuciones.

En 1972, durante un recital que dieron con Pedro y Pablo en Mar del Plata, la policía allanó el lugar donde estaban acampando: "Nos siembran una bolsita de marihuana. Pensamos que era un operativo para bajar a la comunidad porque, simultáneamente, allanaron la casa de La Plata, donde había unos pocos, entre ellos Morcy", recuerda Rocambole. "Y ese fue el principio del fin", indica Requena.

En La Plata, todo era un caos: la casa estaba "desvalijada", hasta se habían llevado los instrumentos musicales. Volvieron otra vez las amenazas hasta que se dieron cuenta que era sistemático. Fue ahí cuando decidieron dispersarse.

Algunos hacia Buenos Aires, otros para Entre Ríos, Brasil y, el grupo que tocaba junto a Pedro y Pablo, se hacia El Bolsón: "Son muchos los que los siguen a partir de una canción que decía... habrá que ver adónde vamos a la frontera del país.... tararea el Mono e interrumpe la frase "yo me quedé en Mar del Plata y dimos origen a las ferias de artesanos que aún están".

El destino los conduce a cruzar el Atlántico. La necesidad de salir del país sumado al azar hicieron una combinación perfecta. Ricardo, el "flaco", Legna (amigo de Morcy) se ganó la lotería en Entre Ríos y arrancó primero con Requena hacia Londres. Con la intención de continuar el proyecto consiguieron una casa grande: "Allá compraron colchones y una gran cantidad de sahumerios", ironiza el Mono, quien recuerda que consiguieron hacer arreglos con una productora y el managger de Led Zeppelin, lo que los habilitó para conseguir los pasajes para el resto de la banda que aún continuaba en Argentina.

Cuando parten para allá, Jorge Pinchevsky no tuvo la mejor idea que esconder "un poquito" de marihuana en su violín. Por supuesto, fue lo primero que revisaron y lo detuvieron. "Mientras el "flaco" Legna y Morcy esperaban su llegada en la casa, dos oficiales de la Scotland Yard (policía inglesa) golpean la puerta y les dicen ´¿ustedes esperan a argentinos? ¡Acompáñennos!".

Después de este episodio terminaron siendo deportados a Holanda. Luego, viajaron a Francia, excepto Pinchevsky quien continúa con su música en Holanda. En este período la banda se llamó "La Cofradía de la Nada". En Francia grabaron con Miguel Abuelo y después partieron rumbo a Marruecos e Ibiza. Tocaron allí con Miguel Cantilo con quien conformaron otro grupo llamado "Punch", con el que regresaron a la Argentina en 1982.

Una vez aquí, algunos de los integrantes se emprenden en lo que será la segunda etapa cofrádica (ver aparte) para permanecer con su música hasta la actualidad.

El nacimiento de una contracultura que se regía por la vida comunitaria llegó a la Ciudad a partir de los cofrades. Los caminos de la comunidad tejieron redes entre los continentes. A pesar del paso del tiempo, las reuniones cofrádicas siguen siendo encuentros indispensables para sus integrantes. Con unos años más encima, la esencia de la Flor Solar parece nunca haberse marchitado.


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