El descenso más injustificado

Almirante hizo una campaña para pelear arriba, pero no alcanzó

Por LEANDRO GAVIRA

Cuando Carlos Maglio pitó el final del partido entre Almirante Brown y Chacarita, las lágrimas invadieron a los jugadores y a los hinchas del local. Es que dio mucha bronca volver a la Primera B después del campañón que hizo el equipo de Blas Giunta. El plantel hizo todo lo posible por quedarse, tanto así que sino hubiese sido por la quita de 18 puntos, jugaría la Promoción, pero la de arriba, para ver si podría ascender a Primera División. Por eso hay que decir que más allá de lo que refleja la tabla de posiciones, La Fragata sumó 59 puntos, pero por culpa de un grupo de gente que se hace llamar hinchas, el descenso no pudo evitarse.

Cuando empezó el torneo todos pensaban que el aurinegro descendería sin dar pelea. Nadie se imaginaba que este equipo se pudiera haber adaptado tan pronto al Nacional y ser uno de los protagonistas, haciendo casi imbatible su propio estadio, ya que el único que logró ganarle allí fue Tiro Federal, en la ya lejana séptima fecha. Las chances se mantuvieron hasta la última jornada, pero al no poder doblegar a Chacarita, el descenso se hizo realidad.

La verdad es que Almirante Brown comenzó a descender antes de haber ascendido. Es que este presente va de la mano con el 2 de junio del año pasado, cuando un grupo de idiotas (no hay otra forma de llamarlos), tiró una bomba de estruendo que impactó cerca de Cubito Cáceres, en ese entonces arquero de Estudiantes. El Pincha justamente jugaba la final por el ascenso ante los de Giunta, pero a los 13 minutos el encuentro se suspendió.

En ese momento ya se sabía que se venía una dura quita de puntos. Sin embargo, este grupo de hombres ganó la final y llegó a la segunda categoría del fútbol argentino, sabiendo que le sería casi imposible permanecer en ella. Es por eso que dijimos que empezó a descender antes de subir al Nacional.

De ahí en más comenzó una larga temporada en la que todos se pusieron como meta sumar la mayor cantidad posible de puntos, para ver si se podía conseguir el milagro. Y ahora, al finalizar la temporada, hay que decir que eso estuvo muy cerca. La campaña fue bárbara, ya que se jugaron 38 partidos, se ganaron 15, se empataron 14 y se perdieron 9. Este recorrido permitió que todos se entusiasmen con la posibilidad de quedarse.

Sin embargo, la corriente tiraba para el otro lado. Todos juntos se encargaban de remarla, pero se sabía que iba a ser muy complicado. Ayer se esperaba que el milagro de por lo menos jugar la Promoción se haga realidad, pero Almirante no pudo ganar.

Lo positivo es que los hinchas entendieron que el equipo dejó todo. Cuando terminó el partido, la gente que realmente ama al club se tiró contra los idiotas que arrojaron la bomba de estruendo que marcó el descenso del Mirasol. El grito que bajaba de la tribuna era: "Hay que saltar, hay que saltar, que los traidores no vengan más". En síntesis, un grupo de hombres dejó todo y por una quita de puntos vio su objetivo desvanecerse. Habrá que replantearse las medidas que se toman, porque así, el poder sigue siendo de los violentos.

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