La Miastenia Gravis no se cura pero se puede tratar

La Miastenia Gravis es una enfermedad neuromuscular crónica autoinmune, que produce debilidad de los músculos controlados por la voluntad, debilidad que aumenta con la actividad y disminuye con el reposo y que afecta a alrededor de cuatro mil argentinos.

Puede afectar a cualquier persona, sin distinción de sexo, edad o condición social, aunque es más frecuente entra las mujeres de 21 a 35 años.

Aún no se ha encontrado cura para la enfermedad, pero los avances científicos "aportan permanentemente tratamientos de avanzada, que logran mejorar notablemente la calidad de vida de todas las personas con Miastenia Gravis".

Los síntomas iniciales -explicó María Luz Marín, paciente y miembros de la Fundación Miastemia Gravis (Faiam)- son frecuentemente confundidos con estrés, anemia, trastornos emocionales, además de otras enfermedades neuromusculares, "lo que dificulta aún más su diagnóstico precoz".

Así, algunas de esas primeras señales son: visión doble, párpados caídos, pérdida de la expresión facial y dificultad para articular palabras.

Esta debilidad puede extenderse a trastornos para masticar y digerir, debilidad en brazos y piernas.

"Nuestra experiencia nos demuestra que esta situación puede llegar, en casos de extrema gravedad, a afectar los músculos respiratorios desencadenando una crisis paralítica", comentó Marín.

Por eso, insistió que la consulta con un médico "es fundamental" ya que "sin diagnosticar o mal diagnosticados, los primeros síntomas sólo empeoran".

Aunque no existen datos oficiales, hace dos décadas, cuando nación la fundación, "existían registros en la Argentina de 400 personas diagnosticadas".

Hoy, según los cálculos de la entidad, serían más de cuatro mil los afectados por esta dolencia que integra el grupo de las denominadas enfermedades raras.

"Buscamos dar a conocer una enfermedad pero a través de un mensaje positivo. La miastenia gravis no tiene cura, pero con tratamiento adecuado se puede alcanzar una buena calidad de vida", asegura María Luz Marín sobre la patología que posee y que le impidió jugar al tenis durante los cuatro años que le tomó llegar al diagnóstico correcto.

Como ocurre con la mayoría de las enfermedades raras, la miastenia es poco reconocida tanto por la sociedad como por la comunidad médica, pese a que se detecta con un solo análisis de laboratorio.

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