Detectan en chizitos un alto nivel de toxinas peligrosas
Provienen de un hongo del maíz y están asociadas a cáncer de esófago entre otras enfermedades
| 11 de Febrero de 2011 | 00:00

Los chizitos, un alimento que consumen a menudo los niños y adolescentes de nuestro país, contienen altos niveles de una peligrosa micotoxina conocida como fumonisina B1. Así lo evidencia al menos un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la Comisión de Investigaciones Científicas, quienes analizaron veinte productos distintos adquiridos en comercios de Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos.
Catalogadas por la Organización Mundial de la Salud como "posibles carcinógenos humanos", las fumonisinas provienen de un hongo que suele atacar a distintos cereales, pero sobre todo al maíz. Es así que su consumo accidental en pequeñas cantidades resulta frecuente. Pero lo cierto es que los chizitos no encuadran en un consumo accidental ni contendrían precisamente pequeñas cantidades, según indica el estudio.
Mientras que la Unión Europea establece que el consumo diario de fumomisinas B1 no debe superar los dos microgramos por kilo de peso corporal, los investigadores hallaron en algunas muestras una cantidad lo suficientemente alta como para contraindicar que un chico de 45 kilos ingiera más de 75 gramos de esos chizitos al día (los paquetes más pequeños contienen en general unos 55 gramos).
Los resultados del estudio -que es el primero de su tipo en nuestro país y fue publicado por Mycotoxin Research, una de las revistas especializadas más prestigiosas del mundo- no dejan margen a duda. "Existe una alta ocurrencia de fumonisinas en los palos de harina de maíz", asegura el investigador del INTA Francisco Federico, jefe del equipo que analizó veinte muestras de estos productos recolectadas al azar.
UNA INTOXICACION SILENCIOSA
"El problema de la ingesta de fumonisinas -explica la doctora Leda Giannuzzi, jefa del Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata- es que incluso en concentraciones altas no producen una intoxicación aguda, sino silenciosa. Es así que después de un tiempo puede aparecer un cáncer de esófago sin razones aparentes", dice.
Este riesgo fue identificado por distintos estudios hechos en India y Sudáfrica, donde el consumo de productos con altos niveles de fumonisinas apareció asociado a casos de cáncer esofágico y problemas gastrointestinales.
Si bien la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos señaló en su momento que esos estudios no presentaban "evidencias directas" de efectos sobre la salud humana, reconoce que las fumonisinas sí ocasionan problemas en la salud de animales con fisiologías similares a la humana y, en consecuencia, "es posible asociarlas con ciertas enfermedades del hombre".
Sin esperar más evidencias, el Comité Científico sobre la Alimentación Humana de la Unión Europea estableció hace años un límite máximo recomendado para el consumo diario de fuminisinas, el cual rige sobre los alimentos aptos. Según esos parámetros, los chizitos analizados en nuestro país se encontrarían dentro del grupo de los menos recomendables.
Y es que "más allá de los valores que detectó la investigación, que por cierto son altos, no hay que olvidarse que uno suele consumir además esta toxina a través de otros alimentos", observa la doctora Gianuzzi, al señalar que la ingesta de chizitos supondría una importante contribución de fumonisinas al máximo recomendado por día.
CEREALES
Además de un riesgo sanitario, las fumonisinas constituyen una amenaza a la producción de cereales bastante desatendida en nuestro país. Cada año cientos de toneladas de maíz argentino destinado a exportación son rechazadas por los mercados internacionales por contener esta toxina.
Catalogadas por la Organización Mundial de la Salud como "posibles carcinógenos humanos", las fumonisinas provienen de un hongo que suele atacar a distintos cereales, pero sobre todo al maíz. Es así que su consumo accidental en pequeñas cantidades resulta frecuente. Pero lo cierto es que los chizitos no encuadran en un consumo accidental ni contendrían precisamente pequeñas cantidades, según indica el estudio.
Mientras que la Unión Europea establece que el consumo diario de fumomisinas B1 no debe superar los dos microgramos por kilo de peso corporal, los investigadores hallaron en algunas muestras una cantidad lo suficientemente alta como para contraindicar que un chico de 45 kilos ingiera más de 75 gramos de esos chizitos al día (los paquetes más pequeños contienen en general unos 55 gramos).
Los resultados del estudio -que es el primero de su tipo en nuestro país y fue publicado por Mycotoxin Research, una de las revistas especializadas más prestigiosas del mundo- no dejan margen a duda. "Existe una alta ocurrencia de fumonisinas en los palos de harina de maíz", asegura el investigador del INTA Francisco Federico, jefe del equipo que analizó veinte muestras de estos productos recolectadas al azar.
UNA INTOXICACION SILENCIOSA
"El problema de la ingesta de fumonisinas -explica la doctora Leda Giannuzzi, jefa del Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata- es que incluso en concentraciones altas no producen una intoxicación aguda, sino silenciosa. Es así que después de un tiempo puede aparecer un cáncer de esófago sin razones aparentes", dice.
Si bien la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos señaló en su momento que esos estudios no presentaban "evidencias directas" de efectos sobre la salud humana, reconoce que las fumonisinas sí ocasionan problemas en la salud de animales con fisiologías similares a la humana y, en consecuencia, "es posible asociarlas con ciertas enfermedades del hombre".
Sin esperar más evidencias, el Comité Científico sobre la Alimentación Humana de la Unión Europea estableció hace años un límite máximo recomendado para el consumo diario de fuminisinas, el cual rige sobre los alimentos aptos. Según esos parámetros, los chizitos analizados en nuestro país se encontrarían dentro del grupo de los menos recomendables.
Y es que "más allá de los valores que detectó la investigación, que por cierto son altos, no hay que olvidarse que uno suele consumir además esta toxina a través de otros alimentos", observa la doctora Gianuzzi, al señalar que la ingesta de chizitos supondría una importante contribución de fumonisinas al máximo recomendado por día.
CEREALES
Además de un riesgo sanitario, las fumonisinas constituyen una amenaza a la producción de cereales bastante desatendida en nuestro país. Cada año cientos de toneladas de maíz argentino destinado a exportación son rechazadas por los mercados internacionales por contener esta toxina.
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