De viajes top a turismo para muchos
| 22 de Enero de 2012 | 00:00
"La primera vez fue uno a las Islas Malvinas. Una belleza. Dos años después contratamos uno con mi mujer de siete noches por Brasil. Hicimos Río de Janeiro, Isla Grande y un par de playas más que parecían de postal, increíble. Fue tal el embale, que ni bien bajamos en el puerto sacamos otro paquete para hacerlo en un año. Ese fue el verano pasado, y ahora estamos ahorrando porque nos gustaría hacer uno de alta gama a la Polinesia".
A sus 63 años, Gerardo es un médico platense que tiene encima tres viajes en cruceros con su mujer y sueña, además de llegar a la Polinesia con ella, poder viajar algún día con sus nietos en un navío de lujo que toque los puertos de Brasil. No es casualidad ni lógica, pero el naufragio del crucero Costa Concordia hace unos días volvió a colocar en los titulares de la prensa los viajes en crucero, hasta no hace mucho un lujo para unos pocos y ahora una opción turística y glamorosa para quien pueda permitírselo.
En el último año, de hecho, unas 20 millones de personas contrataron uno de estos viajes, lo que representa un crecimiento de casi un 15% más que el año anterior.
Para Taleb Rifai, secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), el reciente accidente "no tendrá un impacto importante en la demanda de cruceros a nivel mundial. El sector turístico ha sufrido en anteriores ocasiones accidentes, desastres naturales o atentados terroristas que han afectado a la demanda a muy corto plazo".
ACCESIBLES
"Se incrementó muy fuerte en los últimos cinco años", sostiene Ernesto Pretti, un operador turístico de la Ciudad que ofrece y vende cruceros desde hace diez años por distintos mares del globo. Según cuenta, las primeras empresas llegaron al país hace ya una década, y fueron las italianas Costa Crucero y Mediterranean Shipping Company.
"Creo que se popularizaron en buena medida por la forma de venta -opina-. Hay que tener en cuenta que estos cruceros se venden en muchos casos con un año de anticipación. Si un paquete se compra con esa antelación, se puede sacar hasta un pasaje gratis para un segundo pasajero. Incluso si viajan cuatro en la misma cabina se prorratea y termina saliendo más barato que cualquier otro paquete turístico. Es una forma atractiva de venta y, al mismo tiempo, muy flexible de comprar".
"En este último tiempo también están creciendo mucho los llamados cruceros de alta gama -dice Pretti-. Destinos como la Polinesia o dar la vuelta al mundo también son muy pedidos por gente que por ahí antes no tenía al crucero como una opción turística. Hay que tener en cuenta que muchos de estos cruceros ya ofrecen sus siguientes viajes al momento en que los turistas están bajando y despidiéndose del barco. Cuando vuelven a Buenos Aires, en el mismo puerto ya les están ofreciendo algún crucero para dentro de un año".
Ni la clase social ni la billetera requieren hoy en día características particulares para poder pasear por las cubiertas de los grandes transatlánticos que fluyen por los mares del mundo. El Costa Concordia, de hecho, costaba "unos 800 euros", se supone en tercera clase, para un crucero de siete días. Una cifra irrisoria si se tiene en cuenta que el Costa Concordia, como su gemelo el Costa Serena, contaba con un spa que ocupa dos plantas y con varias suites que se asomaban al mar, piscinas, gimnasios, restaurantes varios, discotecas, además de espacios comunes particularmente sofisticados.
EL ORIGEN Y EL MERCADO
Y es en esas ciudades en las que el barco echa el ancla donde empieza otro negocio paralelo, el del comercio y el consumo. Aunque eso, aseguran los operadores turísticos, depende de cada persona. "Un paquete se vende con todo incorporado -dice Pretti-, hasta con las propinas incluidas. Lo único que no entra es la bebida, pero se puede sacar un paquete especial para incluirlas también y así tener todo pago, desde la comida hasta los espectáculos que se organicen arriba del barco".
La capacidad hotelera de los cruceros, según la OMT, ronda el medio millón de camas y equivale así a casi toda la oferta hotelera del sudeste asiático. "Es como si un gran destino cobrara movilidad y se desplazara de un lugar a otro a lo largo del año, siendo por tanto un negocio deslocalizado y mundial", señala la organización.
El primer crucero, reconocido como tal, se anunció en un periódico inglés a comienzos del siglo XIX para promocionar un recorrido por Escocia, Islandia y las Isla Feroe. La primera compañía, Peninsular Steam Navigation Company, nacería en 1837. Luego, en 1912, llegaría el Titanic, y con él su aura de glamour y leyenda que todavía envuelve a quien decide tomar uno de estos navíos.
Después de su hundimiento, los cruceros se pusieron de moda entre las clases adineradas de Europa y EE UU hasta la Segunda Guerra Mundial. En 1962 ya cruzaban el Atlántico un millón de personas al año. Los barcos eran sinónimo de lujo y etiqueta pero estaban lejos de los actuales resorts flotantes. Ahora, mucho tiempo después, sólo para este año se proyectan cerca de 40 grandes cruceros en el mundo. Y se estima que más de 20 millones de personas se subirán a esos gigantes que, en medio de las aguas, ostentan shoppings, piscinas, bares, casinos, teatros, pequeños campos de golf y, por qué no, hasta un paseo por cubierta.
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