Las víctimas de la trata, cada vez más jóvenes

Un retroceso. Una muestra de impunidad. Una ventana a la trama de complicidades que se teje detrás de la tragedia de la trata de personas en el país. Estas son algunas de las impresiones que dejó el fallo de la justicia tucumana que absolvió a los trece acusados por el secuestro y sometimiento a la prostitución de María de los Angeles Verón durante última semana entre los expertos que trabajan en la lucha contra ese delito. Marita Verón fue vista por última vez en 2002. Su caso se convirtió en un símbolo del drama de la trata de mujeres para la explotación sexual en la Argentina. El fallo que liberó a todos los acusados motivó encendidas críticas y movilizaciones en distintos puntos del país.

Todo esto ocurre en momentos en que la preocupación por el flagelo de la trata es creciente. Desde la ONG Casa del Encuentro, especializada en la defensa de los derechos de las mujeres se estima que alrededor de 700 mujeres están hoy en poder de redes de trata en la Argentina. Son cada vez más jóvenes. Y entre ellas, alrededor de la mitad, menores de edad.

Sólo en la Ciudad de La Plata, entre los meses de junio y octubre fueron rescatadas 268 mujeres víctimas de trata y de delitos conexos, de acuerdo con los datos manejados por la Unidad Fiscal Número 4 especializada en esa clase de ilícitos, según indicó el titular de esa dependencia, Fernando Cartasegna. De entre ellas, 11 son menores. El 90% de las rescatadas procedían del Paraguay, 5% de República Dominicana, 3% de Colombia y 2% de otras regiones argentinas. En el mismo lapso fueron clausurados y cerraron 39 locales en el marco de procedimientos vinculados a este tipo de delitos.Detrás de las cifras frías, aparecen historias como la de RS, una chica paraguaya de 19 años que llegó a la Región engañada detrás de la oferta de un trabajo y fue rescatada cuando estaba en poder de una red de trata que actualmente se investiga.

“Me avisó de un trabajo para cuidar chicos una pareja que conocí, en una capilla rara qué no sé muy bien de qué es. Dije que sí porque me dijeron que me aceptaban con mi hijo, de tres años y era con casa y comida para cuidar dos nenes con cama adentro. Me ofrecieron 2.000 pesos por mes y si me quedaba me iban a aumentar”, cuenta RS.

Con todo, no pasaría mucho tiempo antes de que RS se diera cuenta de que había caído en una trampa: en la casa donde cuidaba a los chicos no le permitían salir a la calle, desconectaban el teléfono cuando ella se quedaba sola y la encerraban con llave en el cuarto donde dormía.

Pero las razones de su inquietud no hicieron más que incrementarse cuando, de noche, junto a su cuarto, escuchaba salir y entrar gente de una habitación contigua desde donde se oían ruidos y conversaciones que connotaban relaciones sexuales. El miedo que sentía era alimentado por la impresión de que permanentemente la evaluaban. Llegaban hombres que no conocía y la miraban de arriba abajo con el consentimiento de su empleadora. Hasta que uno de esos hombres dijo que Rs “ya estaba lista”.

Asustada, RS logró conectar el teléfono, comunicarse con una abuela suya. Más tarde, ya segura del destino que tenían planeado para ella. trató de escapar, pero se lo impidieron. Finalmente fue rescatada por un equipo de la UFI número 4.

“Se lo que es la trata de personas, conozco el caso de Marita Verón y todo lo que pasan por la tele, pero pensé que no me podía pasar a mi”, dice RS, ya lejos de la pesadilla que la tocó vivir y mientras se investiga a la red que la tenía en su poder.

Con apenas 19 años, RS es una más de las víctimas de un flagelo que afecta a mujeres cada vez más jóvenes. Según un informe dado a conocer la última semana por la Organización de las Naciones Unidas , la cantidad de menores de edad víctima d e las redes de trata se incrementó un 7% en los últimos seis años.

El “Informe Global de 2012 sobre la trata de personas”, emitido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en Viena señaló como “preocupante” el aumento del número de niñas víctimas de ese delito.

“La proporción de mujeres de todas las edades entre las víctimas de trata no ha cambiado radicalmente, pues la disminución del número de adultas entre las víctimas detectadas se contrarrestó en parte por el aumento del número de niñas”, asegura el documento.

Mientras tanto, desde las ONG que se dedican a trabajar en el tema hay una preocupación excluyente: que la mayor visibilidad de la tragedia de la trata, que se le debe en gran parte al caso de Marita Verón y a la incansable lucha de su mamá, Susana Trimarco (ver aparte), no obsta para que sean escasos los procesamientos y condenas concretas por este delito en todo el país.

Los especialistas no sólo se preocupan por la impunidad de los proxenetas, sino también por la amplia red de complicidades que permiten que las redes operen: durante un encuentro en que se analizó esta situación este año en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP, integrantes de la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (UFASE), aportaron un dato que ilustraba la impunidad de la connivencia estatal: al cumplirse en abril cuatro años de vigencia de la Ley de Prevención y Sanción de la Trata sólo habían sido condenados proxenetas, con la única excepción de un policía de bajo rango.