Mundo sin arte: todo es arte

Por AMiLCAR MORETTI

Esta noche, un filme ruso –improbable de ver en otro tipo de distribución- referido a un grupo de acción sobre el escenario real. Su título en América, “Tomorrow” (y “Zavtra”, en ruso). Cuando digo “acción sobre el escenario real” no aludo a una organización política de “acción directa” contra la propiedad, al tradicional modo de las izquierdas de masas o núcleos terroristas. No, me refiero a “Voina” (Guerra, en la traducción), un colectivo anárquico de intervenciones artísticas, al menos según se presentan. Lo cierto es que entre sus apariciones expresivas “crean” acontecimientos como volcar un auto, o varios autos estacionados en la calle. Desde lo penal, un delito: desde lo “artístico”, una “obra” de características debatibles. En todo caso, aún con respeto a la “libertad” de cada uno de hacer lo que elija hacer, cabe preguntarse: El que volcamos y estropeamos, ¿es tú auto o mí auto?”

“Tomorrow”, del año pasado, es el debut de un realizador ruso, Andrei Gryazev, con algunos cortos antes de este documental. Como se interroga desde las gacetillas promocionales, “…en esta película nada es necesariamente verdad: ¿criminales, artistas, farsantes, hooligans, terroristas…?” Destruir propiedades ajenas, ¿puede ser una forma de arte, o de expresión? Arte, no sé; “expresión” puede ser, ya que los que cometen el (hasta ahora) calificado acto de vandalismo, notoriamente dan rienda suelta a algo muy profundo, una agresividad, una bronca, rebeldía que pueden ser formas expresivas, de expresar algo, aunque una “expresividad” que es un delito contra la propiedad, algo sagrado en el capitalismo de todo el mundo, con diferentes grados de valorización.

La película se centra en una pareja y su bebé que viven de forma anárquica, semiclandestina y olvidada de la sociedad, sin integración ni trabajo ni creencias. Hay otras personas: todos forman el Grupo Voina. Viven de pequeños “choreos” en supermercados; no son pibes, son adultos. Están fuera (y excluidos) del sistema. Pese a la propaganda (y ahora el silencio sobre lo social de Rusia), después del comunismo sobrevino mucho de esto. El asunto se complica cuando los integrantes de Voina cometen actos de vandalismo. ¿Es arte?

Se sabe que la categoría de “arte” está muy cuestionada, desde hace dos siglos al menos, ahora más que nunca. Todo es arte, nada es arte ¿entonces? Unas latitas en serie con estiércol del “autor”, ya hace años (obra antigua), es “pieza de arte” y se presenta en galerías y vende bien. Tracey Emin, inglesa (hace poco en Argentina), cotiza bien también: se sienta en la galería, se limpia o introduce billetes (dinero) en sus genitales, y así expone… ¿arte? “No, arte no”, dicen algunos. Bueno entonces existe otra cosa, desde hace décadas, que no es arte pero parece haberlo sustituido, o reemplazado, o el arte dejó de existir (hubo largos siglos, milenios, en que lo que ahora se considera arte era otra “cosa”, trascendente pero un “asunto” diferente. La palabra, la noción de arte, con su significado tradicional, es bastante reciente.)

“Tomorrow”, hoy a las 22 por I-Sat.

Preocupaciones tradicionales

Shattered Silence. Norteamericana, drama. De interés. Sobre el maltrato juvenil intrageneracional. “Bulling”. Una chica se suicida: la familia, entonces, se da por enterada del malestar. Aparición última del gran Ben Gazzara. Hay algo, alguien, dentro de la familia de clase media que siembra la semilla. Viernes a las 20, 15, por Studio Universal.

The Informant! Rol diferente para Matt Damon, que hace tiempo –creo- está en la ligas mayores. Aquí, engordado como ejecutivo en ascenso, concibe su gran fantasía paranoica: ser informante del FBI. Hace de la CIA un organismo subjetivo suyo. Inventa, engaña a los espías, hace igual que una gran empresa pero contra la gran empresa. Va preso. Se queda con ¿9 millones de dólares o más? Caso real. La cultura como paranoia. Lo paranoico como política cultural. No un loco. Muchos locos. Martes 18 a las 22,15, y pasado mañana 2,45, por I-Sat.

El mural. Argentina del 2010. Sobre el mural que el gran pintor David Alfaro Sequeiros, mexicano, pintó en secreto en la quinta lujosa del empresario argentino de periodismo Natalio Botana. Una “obra pornográfica”. Gente tiene sexo. Se la pinta. ¿Pornografía? Silencio por décadas. Censura, prohibición. Quiso sacársela del país. Fue impedido por el gobierno. Ahora está en un lugar central. Domingo a las 22, Volver.

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