Alberto Fushimi

Sentidas expresiones de dolor provocó el fallecimiento, a los 78 años, del ingeniero, profesor e investigador Alberto Fushimi, quien desarrolló una extensa y fecunda trayectoria, tanto en su especialidad, la mecánica, como en la docencia, actividad esta última en la que demostró una enorme vocación para enseñar.

Fushimi había nacido en la ciudad de Córdoba, el 31 de marzo de 1936, y descendía de una familia de origen japonés. En esa capital provincial creció, se educó y se casó. En 1960 se graduó de Ingeniero Mecánico en la Universidad Nacional de Córdoba, y se recibió poco después, con medalla de oro y diploma de honor, en la misma casa de estudios, de Mecánico Electricista Grado Máximo. En 1999, ya con un nivel muy profundo de conocimientos y con una larga experiencia como investigador, instalado en nuestra ciudad, obtuvo un Magister en Ingeniería en la Universidad Nacional de La Plata.

Aunque gran parte de su formación la cumplió en Córdoba, siendo todavía un joven llegó a La Plata para desarrollar distintos proyectos laborales, y se radicó para siempre, pues en esta ciudad continuó con su formación, se convirtió en un referente académico y terminó de consolidar una familia.

Como profesional participó de estudios y proyectos de numerosas plantas industriales del país que se inauguraban o se ampliaban; fue asesor en diversas empresas; diseñó sistemas eléctricos; planificó obras; y dirigió investigaciones.

En la faz de la enseñanza, fue ayudante alumno de Análisis Matemático, ayudante diplomado interino y jefe de trabajos prácticos en la Universidad de Córdoba; profesor titular de la cátedra de Máquinas Térmicas I y profesor interino de Máquinas Térmicas II en la de la Universidad Nacional de La Plata; y Coordinador del área Termotecnia de la facultad de Ingeniería de la UNLP. También fue profesor “ad honorem” de la materia Máquinas Térmicas en la facultad de Ingeniería de Olavarria, de la Universidad Nacional del Centro.

A Fushimi se lo ha reconocido también por su actuación como disertante, y en ese sentido colaboró en un gran número de cursos, seminarios y conferencias organizados en diferentes ciudades del país.

De su matrimonio con Nella Bonetto, nacieron sus cuatro hijos: Pablo, Alejandro, (ambos como él, ingenieros), Marcela y Marianella; tuvo, además, siete nietos. En su familia halló la mayor fuente de afectos y en ese espacio hogareño volcó toda su atención. Disfrutaba, por otra parte, de la tranquilidad de su casa, donde se había armado, con singular entusiasmo, un pequeño taller en el que reparaba, por mero gusto, vehículos y aparatos domésticos que dejaba como nuevos. Disfrutaba a pleno del aire libre y la jardinería, como así también de las reuniones con los suyos.

Fushimi se caracterizó por una personalidad reservada y cultivó, casi como un principio, el bajo perfil. Meticuloso en cada iniciativa que emprendía, fue un amante de su trabajo, al que encaró siempre con tesón y compromiso.

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