Egoyan y la verdad de los recuerdos

Por

Nicolás Isasi

Nacido en El Cairo y criado en Canadá, Atom Egoyan realizó sus estudios en la Universidad de Toronto y hasta la fecha dirigió 15 películas, entre las que se destacan “Ararat” (2002) y “The Captive” (2014). Generalmente dirige su propio material, pero esta vez quedó impactado por el texto de un joven guionista llamado Benjamin August de 30 años que vivió en Vietnam con su esposa y quedó sorprendido de ver el poco recuerdo sobre la guerra de Vietnam que tenían los estadounidenses. Sobre todo de como algo tan contundente podía olvidarse fácilmente.

La película en cuestión es “Remeber”, que se presentó en la Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata y cuenta con las actuaciones de grandes actores como Christopher Plummer, Martin Landau y Bruno Ganz (quien interpretó al mismísimo Hitler en “La Caída”). La trama vuelve al holocausto mediante la justicia de una pareja de ancianos en busca de los asesinos de su familia en la actualidad.

“Cuando leí este guión me sentí conmovido. Quedé cautivado con el material y me prometí hacerlo, esperando la respuesta de Plummer para poder tenerlo como actor. Creo que las historias de violencia y justicia son las que nos contaron cuando éramos chicos. Yo soy armenio y eso está en mi cultura, en nuestra cabeza. Estoy conectado con eso y en este año particular es muy importante que se haya podido presentar la película porque justo se cumple el centenario del genocidio armenio”, dijo al respecto Egoyan, en su paso por La Feliz.

CONTRASTE

Con una excelente fotografía y dirección actoral, “Remember” relata un episodio trágico lleno de suspenso, desde la mirada de la ancianidad en relación con el mundo infantil. El contraste entre chicos y ancianos produce un efecto que llama la atención porque los niños naturalizan o tocan temas duros con liviandad, o pasan por alto cosas que realmente tienen mucha importancia para el mundo de los adultos. La justicia como venganza es una línea dura y complicada que tiene una revelación audaz y sorprendente en el final.

Egoyan agradeció la presencia del público y recordó que no todas las audiencias son iguales, por eso le gusta escuchar y saber cómo siente la película. “En la premiere en Venecia, cuando concluye la violenta escena junto al neonazi, la gente aplaudió fervientemente. Cuando finalizó la película, el público se sintió culpable por ese aplauso”, cerró. Para poder entender el porqué de esa culpa, es necesario ver el filme, uno de los mejores filmes del Festival y candidata firme al Astor.