Ninguno con la vaca atada
| 12 de Agosto de 2015 | 02:06

La particularidad de las PASO es que a los principales actores de la elección les ha dado argumentos para festejar y argumentos para preocuparse. Ninguno se fue a dormir el domingo a la noche con la vaca atada. Ninguno se levantó el lunes a la mañana con certezas absolutas.
El escenario es exactamente inverso al que se había planteado en el 2011, cuando se estrenaron las PASO como instancia electoral. Aquella vez Cristina arrasó y quedó plantada una foto que podía tener ligeras modificaciones en las generales pero en las que cada uno tenía asignado un lugar inamovible.
El de este año es un proceso electoral cargado de interrogantes e incertidumbre. Eso lo hace especialmente complejo e interesante. A ninguno de los candidatos le alcanza el caudal del domingo pasado para asegurarse el triunfo en octubre.
Como se ha destacado en los análisis publicados por EL DIA en las últimas ediciones, el comportamiento del electorado muestra una dinámica y una flexibilidad que hace, además, que ningún sector tenga asegurado nada de antemano. Ya no funcionan las adhesiones inamovibles ni incondicionales. No son, al menos, las que definen una elección.
Hay actitudes electorales que ganan cada vez más protagonismo: el voto segmentado (a través del corte de boleta); el voto estratégico, orientado según la coyuntura y el “voto provisorio”, que apoya candidatos y propuestas, no estructuras partidarias. Todo indica que esta elección se podría definir con una fuerte influencia de estas variantes.
Faltan setenta días. Es mucho y poco al mismo tiempo. Los candidatos tendrán que caminar por un camino angosto y resbaladizo. La decisión será de la ciudadanía.
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