Ser padre después de los 45, una tendencia en crecimiento

Cada vez lo deciden más hombres, ayudados por tratamientos que reducen los riesgos

A 15 años del proyecto del genoma humano, la medicina de hoy está en condiciones de ayudar a los hombres que buscan ser padres después de los 45 a transitar con éxito la experiencia y minimizar los riesgos, mientras la expectativa de vida se prolonga y se afirma la tendencia hacia una paternidad tardía.

“En los hombres, más que en las mujeres, no es fácil determinar la edad del envejecimiento reproductivo; no obstante, los avances de la ciencia permiten hoy afirmar que la vulnerabilidad genética del espermatozoide comienza después de los 45”, dice Sergio Papier, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Reproductiva.

A pesar de que los hombres puedan concebir aún en edad avanzada, “el envejecimiento reproductivo aumenta riesgos que la pareja debe contemplar”, ya que, según Papier, “la calidad de los espermatozoides sufre un deterioro con los años”.

“La infertilidad puede ser una de las consecuencias de esa vulnerabilidad que viene con los años. Para ese punto, hay alternativas que permiten ganar tiempo y reducir riesgos, como son hoy en día las técnicas de fertilización asistida”, explicó el especialista en fertilidad.

En Argentina, “de las 20.000 parejas que buscan tener hijos por técnicas de fertilización asistida, 3.000 son madres o padres que alcanzan ese objetivo por ovodonación y tienen más de 45 años ellos y más de 42 ellas”, precisó Papier.

Pero en cuestión de edad reproductiva allí no termina todo: “el envejecimiento del espermatozoide puede provocar otras complicaciones que son posibles prevenir antes y durante el embarazo si se toma conciencia y se actúa con madurez”, señaló el especialista, que dirige el Centro de Medicina y Genética Reproductiva.

EL EXITO DESPUES DE LOS 50

Juan Carlos Martín es un comerciante de artículos electrónicos que, cuando quiso tener un hijo a los 50, se sometió a un estudio para saber en qué condiciones estaban sus espermatozoides.

Su pareja era joven y no tenía hijos y él, que también quería ser padre, decidió “saber si la enfermedad hepática que me requería tomar una medicación por un tiempo podía afectar el embrión”. Pero todo estaba bien y, finalmente, fue padre de una nena.

En cambio, para Jorge Aguilar, diseñador gráfico y docente universitario, “volver a ser padre a los 52 me encontró en un momento de la vida en que estaba distraído, feliz pero un poco asustado ya que mis hijos, de mi primer matrimonio, eran grandes y yo tenía temor de entorpecer mi relación con ellos”.

“Complicado por esas cuestiones, nunca pensé en que podía causar de mi parte alguna dificultad al bebé. Yo creía que los hombres eramos capaces de tener hijos a lo largo de toda la vida y no me hice ningún estudio. Por suerte mi nene, que ya tiene tres meses, está muy bien”.

En ambos casos, pudieron tener hijos sin recurrir a las técnicas de fertilización asistida; pero sólo uno de ellos -y porque estaba en medio de un tratamiento con medicamentos- pidió opinión y se informó sobre su situación y la posibilidad de que la calidad de sus espermatozoides no fuera la óptima.

“Sobre ese grupo de hombres -sostiene Papier- se están enfocando los esfuerzos, tratando de generar conciencia en tres dificultades que pueden ocurrir después de los 45 años, cuando se opta por la paternidad tardía. Se trata de la infertilidad, la no implantación del embrión o pérdida del embarazo, y las anomalías genéticas que pueden afectar esa nueva vida”.

En lo que hace a las mujeres, se sostiene que en la actualidad los 38 años marcan la edad a partir de la cual comienza a haber riesgos, y el límite, aun con tratamientos de reproducción, se fija en los 44 o 45 años.

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