Adiós a uno de los grandes poetas musicales
| 12 de Noviembre de 2016 | 01:16

Con la muerte de Leonard Cohen a los 82 años -ocurrida en la noche del jueves- la música se queda sin uno de sus cantautores más respetados y queridos, quien supo entrelazar la canción y la poesía con una maestría como la de pocos artistas en el siglo XX.
“Mi padre murió tranquilamente en su casa de Los Angeles con la certeza de que había completado lo que sentía”, indicó en comunicado su hijo Adam Cohen, al referirse a su último álbum “You Want It Darker”, que fue editado hace apenas un mes.
“Es uno de sus mejores discos”, señaló Adam Cohen, productor del último trabajo de su padre.
Por el momento no se conocen muchos detalles del fallecimiento del artista, pero su perfil oficial de Facebook apuntó que se celebrará en Los Angeles un acto de homenaje en una fecha todavía por determinar.
Nacido el 21 de septiembre de 1934 en Montreal (Canadá) en el seno de una familia judía, Cohen empezó de joven a interesarse por la poesía y, en especial, por la obra del español Federico García Lorca, una figura que lo acompañaría e influiría a lo largo de toda su trayectoria.
Tras publicar sus primeros poemarios y novelas y pasar una larga temporada en la isla griega de Hidra, junto a su emblemática musa la noruega Marianne Ihlen, Cohen debutó en la música con el disco “Songs of Leonard Cohen” (1967), considerado una obra maestra y que incluía canciones como “So Long, Marianne” o “Suzanne”.
Cohen supo colarse en el efervescente ambiente folk de Nueva York, en el que despuntaban artistas como Bob Dylan, y deslumbró con su voz profunda y su elaborado estilo literario, que combinaba las reflexiones espirituales y existenciales con apasionados temas románticos.
Con una longeva y admirada carrera que se extendió durante medio siglo, Cohen se erigió en un modelo de referencia para los cantautores, una cima que alcanzar, gracias a discos muy destacados como “Songs of Love and Hate” (1971), “I’m Your Man” (1988) o “Various Positions” (1985), en el que aparecía “Hallelujah”, una de sus canciones más populares.
UN TIEMPO
Tras un retiro espiritual en los años 90 para dedicarse a la filosofía zen, que le ayudó a superar sus problemas de depresión, Cohen volvió en los últimos años de su vida a la actividad musical después de conocer que su representante Kelley Lynch lo había estafado y dejado al borde de la ruina.
Este desastre financiero fue, paradójicamente, un golpe de suerte para sus seguidores, que lo vieron regresar con fuerza a los escenarios y que recibieron con los brazos abiertos los discos “Old Ideas” (2012), “Popular Problems” (2014) y “You Want It Darker” (2016), publicado en octubre de este año.
Este álbum fue considerado una especie de sereno epílogo del músico debido a su tono nostálgico y de despedida con canciones como “You Want It Darker”, en la que destacaba un verso premonitorio: “Estoy preparado, mi Señor”.
Muy querido por su amabilidad, elegancia, inteligencia y generosidad, la muerte de Cohen sucede pocos meses después de la de su musa Marianne Ihlen, a la que dedicó una sentida carta cuando supo que padecía leucemia, y en la que dejó en claro que estaba preparado para morir.
En una de sus últimas apariciones públicas en un acto celebrado en Los Angeles en octubre, Cohen dio muestra de su ironía para rebatir con suavidad algunas informaciones sobre su estado de salud y sobre su asunción de que podría fallecer pronto.
“Dije recientemente que estaba preparado para morir y creo que estaba exagerando (...). Tengo la intención de vivir para siempre”, afirmó.
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